Lectura de hoy
La solución de yeso
Proverbios 15:23
El hombre se alegra con la respuesta de su boca; la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!...
REFLEXIÓN
Los desacuerdos son una parte natural de trabajar juntos. Los diferentes puntos de vista son...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
De padre a hijo y de hijo a padre
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Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre y a tu madre» —que es el primer mandamiento con promesa—, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra.
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efesios 6:1-4
Reflexión
En cierta familia era costumbre hacer un devocional bíblico familiar alrededor de la mesa del desayuno. Una mañana, con el Nuevo Testamento abierto, el padre buscó el capítulo seis de Efesios. Esa mañana todo parecía propicio para reforzar su autoridad paterna, pues leyó el conocido versículo: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor.”
El hijo, de dieciséis años, estaba al otro lado de la mesa y el padre, considerando la oportunidad demasiado buena para perderla, dijo:
- Hijo, este es un buen texto; escúchalo otra vez: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor.” Y prosiguió la lectura cayendo ingenuamente en el versículo siguiente: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos.”
Entonces el muchacho de dieciséis años, sin pestañear ni sonreírse, dijo: “Papá, ese es un buen texto; léelo otra vez.”
Mis queridos hermanos y amigos, padres e hijos tenemos responsabilidades recíprocas. El Señor manda a los hijos a obedecer a los padres en Él, o sea, de acuerdo a sus normas y direcciones y promete bendiciones a los hijos que, sin discriminación de ninguna especie, honran el nombre de su padre, su memoria y su vida.
Manda a los padres a que tengan una vida armoniosa con sus hijos de forma tal que no provoquen ira en ellos. Pone sobre los padres la pesada responsabilidad de educar y disciplinar con mucho amor y no con ira, teniendo siempre como Norte el porvenir del hijo. ¡Qué sabio es el Señor!, hijos y padres tenemos nuestras responsabilidades en Él… cumplámoslas.
Que Dios te bendiga
El hijo, de dieciséis años, estaba al otro lado de la mesa y el padre, considerando la oportunidad demasiado buena para perderla, dijo:
- Hijo, este es un buen texto; escúchalo otra vez: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor.” Y prosiguió la lectura cayendo ingenuamente en el versículo siguiente: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos.”
Entonces el muchacho de dieciséis años, sin pestañear ni sonreírse, dijo: “Papá, ese es un buen texto; léelo otra vez.”
Mis queridos hermanos y amigos, padres e hijos tenemos responsabilidades recíprocas. El Señor manda a los hijos a obedecer a los padres en Él, o sea, de acuerdo a sus normas y direcciones y promete bendiciones a los hijos que, sin discriminación de ninguna especie, honran el nombre de su padre, su memoria y su vida.
Manda a los padres a que tengan una vida armoniosa con sus hijos de forma tal que no provoquen ira en ellos. Pone sobre los padres la pesada responsabilidad de educar y disciplinar con mucho amor y no con ira, teniendo siempre como Norte el porvenir del hijo. ¡Qué sabio es el Señor!, hijos y padres tenemos nuestras responsabilidades en Él… cumplámoslas.
Que Dios te bendiga