Lectura de hoy
El joven y el paracaĆdas
Deuteronomio 31:8
Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará ni te desamparará. No temas...
REFLEXIÓN
Un joven turista se encontraba en las playas de Cancún y era la primera vez que subiría...
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Estudio Bíblico de la semana
A.03.- El Jesús histórico
Este estudio demuestra con claridad que Jesús es el Mesías esperado y el Hijo de Dios. Se citan las profecías más conocidas del Antiguo Testamento cumplidas en Jesús 400 o más años después. ... |
Spurgeon, su corbata, y una lengua
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Mirad también las naves: aunque tan grandes y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Santiago 3:4-6
Reflexión
Spurgeon lucía en cierta ocasión una larga y vistosa corbata de aquellas que estaban de moda en la época en que “el príncipe de los predicadores” llenaba los templos y salones de espectáculos más grandes de Londres. Después de la predicación, se le acercó una señora que era conocida de él: de esas que son muy devotas; pero cuya mayor preocupación es descubrir los defectos del prójimo.
—Señor Spurgeon —le dijo—, he traído mis tijeras; pues deseo cortarle esa corbata que es muy mundana y demasiado larga para un predicador del evangelio.
—Corte como quiera, señora —fue la respuesta—. Pero antes permítame usar sus tijeras para cortar algo que usted lleva, una cosa que es demasiado larga y que produce grave daño a su testimonio cristiano.
La mujer sorprendida, no se opuso en absoluto. Y entonces Spurgeon, sonriendo, le dijo:—Saque la lengua, señora.
Mis queridos hermanos y amigos, controlemos nuestra lengua, porque con ella alabamos a nuestro Dios y hablamos mal de los demás. Una fuente no puede producir agua dulce y agua salada al mismo tiempo, nosotros tampoco. Seamos consecuentes con nuestro Señor y cuidemos lo que decimos.
Que Dios te bendiga
—Señor Spurgeon —le dijo—, he traído mis tijeras; pues deseo cortarle esa corbata que es muy mundana y demasiado larga para un predicador del evangelio.
—Corte como quiera, señora —fue la respuesta—. Pero antes permítame usar sus tijeras para cortar algo que usted lleva, una cosa que es demasiado larga y que produce grave daño a su testimonio cristiano.
La mujer sorprendida, no se opuso en absoluto. Y entonces Spurgeon, sonriendo, le dijo:—Saque la lengua, señora.
Mis queridos hermanos y amigos, controlemos nuestra lengua, porque con ella alabamos a nuestro Dios y hablamos mal de los demás. Una fuente no puede producir agua dulce y agua salada al mismo tiempo, nosotros tampoco. Seamos consecuentes con nuestro Señor y cuidemos lo que decimos.
Que Dios te bendiga