Lectura de hoy
Amor incondicional
Lucas 5:12-13
Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el...
REFLEXIÓN
El soldado, quien finalmente regresaba a casa después de la guerra, llamó a sus padres a...
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Estudio Bíblico de la semana
F.05.- El fruto del Espíritu
Estudio detallado del fruto del Espíritu Santo y su significado en la vida del creyente ... |
La flecha
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Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios. Por el contrario, manifestando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana. 2 Corintios 4:2
Reflexión
Un rey, que en su carruaje pasaba por un pueblo, observó una flecha disparada exactamente en el centro de un blanco, que era un círculo dibujado en el tronco de un árbol.
Intrigado, se dio cuenta que además había otras flechas en otros árboles, todas con la misma precisión en el centro del blanco.
Sorprendido por la habilidad del arquero, mandó a sus pajes a buscarlo.
Después de algunos minutos encontraron al autor de los certeros disparos.
Se trataba de un niño de no más de 12 años.
- ¿Eres tú el hábil arquero? -preguntó el rey.
- Sí, -respondió el chiquillo.
¿Cómo haces para ser siempre tan certero en tu puntería? -preguntó de nuevo el rey.
- Es muy simple, -dijo el muchacho-, primero disparo la flecha y después dibujo el blanco alrededor del ella.
Mis queridos hermanos y amigos, hay muchas formas de engaño, muchos atajos que solo buscan el resultado sin importar los medios para alcanzarlo. ¿Qué es mejor, la pericia del arquero que con esfuerzo honesto dispara la flecha y da en el blanco, o el engaño del niño que sin pericia pero con astucia dio la idea de dar en el blanco también? ¿Quién se siente mejor consigo mismo? ¿Quién honra más a Dios?
Con la Palabra de Dios es igual, no debemos exponerla con astucia, ella no lo necesita. Debemos presentarla con verdad tal y como es, sin cambiarla ni adulterarla, sin inventar interpretaciones fantasiosas y vacías. Al final, es su Palabra, no la nuestra.
Que Dios te bendiga
Intrigado, se dio cuenta que además había otras flechas en otros árboles, todas con la misma precisión en el centro del blanco.
Sorprendido por la habilidad del arquero, mandó a sus pajes a buscarlo.
Después de algunos minutos encontraron al autor de los certeros disparos.
Se trataba de un niño de no más de 12 años.
- ¿Eres tú el hábil arquero? -preguntó el rey.
- Sí, -respondió el chiquillo.
¿Cómo haces para ser siempre tan certero en tu puntería? -preguntó de nuevo el rey.
- Es muy simple, -dijo el muchacho-, primero disparo la flecha y después dibujo el blanco alrededor del ella.
Mis queridos hermanos y amigos, hay muchas formas de engaño, muchos atajos que solo buscan el resultado sin importar los medios para alcanzarlo. ¿Qué es mejor, la pericia del arquero que con esfuerzo honesto dispara la flecha y da en el blanco, o el engaño del niño que sin pericia pero con astucia dio la idea de dar en el blanco también? ¿Quién se siente mejor consigo mismo? ¿Quién honra más a Dios?
Con la Palabra de Dios es igual, no debemos exponerla con astucia, ella no lo necesita. Debemos presentarla con verdad tal y como es, sin cambiarla ni adulterarla, sin inventar interpretaciones fantasiosas y vacías. Al final, es su Palabra, no la nuestra.
Que Dios te bendiga