Lectura de hoy

El ciego sanado

Apocalipsis 2:4-5

Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído...

REFLEXIÓN

Había un chico que odiaba ser ciego. Odiaba a todos, excepto a su novia amorosa. Ella siempre...

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Estudio Bíblico de la semana

F.08.- La gloria de Dios

Lecturas Estudio que analiza el concepto de la gloria de Dios maniefestada a su pueblo en el Antiguo Testamento en el Templo y la gloria de Dios manifestada en Jesucristo ...

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Estoy aburrido de la vida

Publicación:  lunes 30 enero 2023   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre. 2 Corintios 9:6-7


Reflexión

Había una mujer de la nobleza, muy rica, que había crecido cansada de la vida. Tenía todo lo que una persona pueda desear excepto felicidad y alegría. Ella dijo: Estoy aburrida de la vida. Me voy a ir al río y voy a acabar con ella.

Mientras caminaba sola, sintió una pequeña mano tirando de su falda. Miró hacia abajo y vio a un niño pequeño, frágil y aparentemente hambriento que le imploraba: Nosotros somos seis. ¡Nos estamos muriendo de hambre! La mujer pensó, ¿porqué no aliviar a esta desdichada familia? Tengo los medios y mis riquezas ya no van a tener más uso cuando yo muera.

Siguió al pequeño y entró a aquella casa; escena de miseria, enfermedad y necesidad. Ella abrió la cartera y vació su contenido. Los miembros de la familia estaban a su lado y gritaron con alegría y gratitud. Identificándose aun más con sus necesidades, la rica mujer dijo: ¡Seguramente voy a volver mañana para ver cómo están!

Esa mujer dejó aquel cuadro de necesidad y desdicha, contenta de que el niño la hubiera encontrado. Por primera vez en su vida comprendió la razón de su riqueza. Fue a partir de ese momento que encontró el propósito de su vida. Sobra decir que la mujer fue todos los días  a esa casa encontrando así la felicidad y la alegría que nunca tuvo.

Mis queridos hermanos y amigos, ¡qué gustoso es servir! ¡qué satisfactorio es ayudar! Nuestra recompensa está aquí mismo, cuando vemos que el amor demostrado en dar es recompensado por una cara feliz que ve su necesidad satisfecha. Es cierto, el Señor tiene razón, es mejor dar que recibir.

Que Dios te bendiga