Lectura de hoy
Desconoce quién realizó la buena acción
Mateo 5:14-16
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni...
REFLEXIÓN
Un estudiante de la Universidad de Costa Rica (UCR) expresó su agradecimiento a una persona...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
La canasta limpia
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Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7
Reflexión
Se dice de un anciano que vivía con su nieto en una cabaña en la montaña. El nieto veía a su abuelo como la figura a seguir, como su personaje inolvidable. El anciano tenía la costumbre de leer cada día su vieja Biblia mientras el nieto lo observaba con atención. Un buen día el nieto tomó la Biblia y empezó a leerla. Al poco tiempo le dijo a su abuelo:
- ¡Abuelo, no entiendo nada! Leo y leo y no puedo entender una palabra de la Biblia.
El abuelo pacientemente le dijo:
- ¿Ves esa canasta con carbón al lado de la puerta?
- Sí abuelo, replicó el niño.
- Toma la canasta, saca el carbón, ve al río y llénala con agua. Luego me traes el agua a casa.
El niño hizo como le ordenó su abuelo. Cuando regresó a la cabaña con la canasta y sin agua, se entristeció y dijo a su abuelo que el agua se filtraba por la canasta. El abuelo le indicó que debía ir de nuevo pero esta vez debía hacerlo con mayor velocidad. Así hizo el muchacho.
El abuelo insistió una cuantas veces más hasta que el niño desistió. Entonces el abuelo le dijo:
- Observa la canasta que antes contenía carbón, está limpia. El agua que pasó por ella la limpió totalmente. La Palabra de Dios es igual. Entre más la lees más te limpia. Ella trata, de principio a fin, del único ser que nos limpia de todo pecado, del eterno Hijo de Dios.
Mis queridos hermanos y amigos, como el abuelo de nuestra historia, leamos la Biblia todos los días, creceremos en el conocimiento del Dios que amamos y disfrutaremos de Su Palabra.
Que Dios te bendiga
- ¡Abuelo, no entiendo nada! Leo y leo y no puedo entender una palabra de la Biblia.
El abuelo pacientemente le dijo:
- ¿Ves esa canasta con carbón al lado de la puerta?
- Sí abuelo, replicó el niño.
- Toma la canasta, saca el carbón, ve al río y llénala con agua. Luego me traes el agua a casa.
El niño hizo como le ordenó su abuelo. Cuando regresó a la cabaña con la canasta y sin agua, se entristeció y dijo a su abuelo que el agua se filtraba por la canasta. El abuelo le indicó que debía ir de nuevo pero esta vez debía hacerlo con mayor velocidad. Así hizo el muchacho.
El abuelo insistió una cuantas veces más hasta que el niño desistió. Entonces el abuelo le dijo:
- Observa la canasta que antes contenía carbón, está limpia. El agua que pasó por ella la limpió totalmente. La Palabra de Dios es igual. Entre más la lees más te limpia. Ella trata, de principio a fin, del único ser que nos limpia de todo pecado, del eterno Hijo de Dios.
Mis queridos hermanos y amigos, como el abuelo de nuestra historia, leamos la Biblia todos los días, creceremos en el conocimiento del Dios que amamos y disfrutaremos de Su Palabra.
Que Dios te bendiga