Lectura de hoy

Como los árboles de California

1 Corintios 12:26-27

Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos...

REFLEXIÓN

Aunque nunca he visto los árboles Sequoia de California, conocidos como los "Redwoods", me...

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F.06.- Comunión con Dios

Lecturas Estudio sobre nuestra comunión con Dios. ...

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El diamante Koh-i-noor

Publicación:  viernes 18 noviembre 2022   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro:
—Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos?
Le respondió:
—Sí, Señor; tú sabes que te quiero.
Él le dijo:
—Apacienta mis corderos.
 Volvió a decirle la segunda vez:
—Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?
Pedro le respondió:
—Sí, Señor; tú sabes que te quiero.
Le dijo:
—Pastorea mis ovejas.
 Le dijo la tercera vez:
—Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres?
Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez:«¿Me quieres? », y le respondió:
—Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
Jesús le dijo:
—Apacienta mis ovejas.
Juan 21:15-17


Reflexión

El diamante Koh-i-noor se encuentra entre los más espectaculares del mundo. Es parte de las joyas de la Corona Británica, presentado a la Reina Victoria por el marajá de la India cuando este apenas era un muchacho.

Años después, cuando él ya era un hombre mayor, el marajá visitó a la Reina Victoria en Inglaterra y le pidió que la piedra fuera traída de la Torre de Londres donde se mantenía guardada con seguridad, hasta el Palacio de Buckingham. La reina hizo según lo pedido.

Tomando el diamante en su mano, él se arrodilló frente a la reina y se lo presentó de nuevo a ella, diciendo: "Su majestad, yo le di esta joya cuando era un niño, demasiado joven para entender lo que estaba haciendo. Deseo dársela de nuevo a usted en la plenitud de mis fuerzas, con todo mi corazón, afecto y gratitud, ahora y para siempre, en plena conciencia de mi acto".

Mis queridos hermanos y amigos, muchas cosas en la vida se asemejan a la historia del diamante. Puede ser que nos hayamos casado demasiado jóvenes o por las razones equivocadas y ha llegado el momento de decir: “Hoy renuevo mi compromiso con mayor conocimiento y decido amarte para siempre”.

También puede ser que cuando hicimos nuestra declaración de fe, no entendíamos las implicaciones y hoy el Señor nos presenta la oportunidad de decirle: “Hoy entiendo lo que es ser tu discípulo, entiendo que significa vivir la vida como Tú quieres que la viva. Hoy renuevo mi compromiso contigo para siempre, en plena conciencia de mi acto". Así que, como el marajá de la historia, renovemos hoy nuestro compromiso, en la plenitud de nuestras fuerzas, con todo nuestro corazón, afecto y gratitud.

Que Dios te bendiga