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Filipenses 4:11-13

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación...

REFLEXIÓN

Un grupo de misioneros, caminaban de un pueblo llamado San Francisco a Santa Catarina Loxicha...

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Estudio Bíblico de la semana

F.06.- Comunión con Dios

Lecturas Estudio sobre nuestra comunión con Dios. ...

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Predilectos de Dios

Publicación:  martes 15 noviembre 2022   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye porque es asalariado y no le importan las ovejas.
Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar.
Juan 10:11-17


Reflexión

Cuenta un padre de familia que cuando nació su primer hijo, lo quería tanto que casi le dolía. Tontamente llegó a pensar que no iba a poder querer tanto a su próximo hijo, o que tendría que dividir su amor entre los dos para ser justo. Pero cuando nació el segundo hijo descubrió con alegría que lo amaba tan intensamente como al primero, aunque de una manera única.

Ese descubrimiento le recordó que el gran Dios es capaz de amar a cada uno de sus hijos plenamente sin quitarle amor a ninguno, porque ama a cada uno de manera única.

Mis queridos hermanos y amigos, en la vida y enseñanza de Jesús encontramos amplia evidencia de esto. Él declaró que es «el buen pastor» que llama, cuida y conoce a sus propias ovejas por nombre y es conocido por ellas. Jesús entonces comparó esta relación entre pastor y ovejas con la relación que Él disfruta con su Padre. ¡Qué especiales somos para Él!

En respuesta a aquellos que nos advierten para que no actuemos como si el Señor tuviera predilectos, una vez se escuchó a un predicador decir: «¡Claro que Dios tiene predilectos! ¡Todos somos sus predilectos!» Como hijos suyos podemos estar seguros de su atención y amor.

¡Qué privilegio! Estamos bajo la tierna vigilancia de nuestro Señor, del ser más poderoso del Universo. Vivamos entonces de acuerdo a ese privilegio.

Que Dios te bendiga