Lectura de hoy
¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar...
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Estudio Bíblico de la semana
Desde una silla de ruedas
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Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:14-16
Reflexión
Una mujer llamada Nancy puso el siguiente anuncio en el periódico local: “Si se siente solo o tienen algún problema, llámeme. Yo estoy en una silla de ruedas y raras veces salgo. Podemos compartir nuestros problemas mutuamente. Sólo tiene que llamarme. Me encantaría conversar”.
La respuesta a ese anuncio fue sorprendente: 30 llamadas o más por semana.
¿Qué motivó a esta mujer a querer llegar a los demás desde su silla de ruedas para ayudar a los necesitados?
Nancy explicó que antes de su parálisis había disfrutado de perfecta salud, pero se encontraba muy desesperada. Su desesperación llegó a tal punto que trató de suicidarse saltando desde la ventana de su apartamento. En vez morir, la caída la dejó paralítica de la cintura para abajo.
En el hospital, totalmente frustrada, percibió que Jesús le decía: “Nancy, has tenido un cuerpo sano, pero el alma lisiada. Ahora vas a tener un cuerpo lisiado pero un alma sana”. Como resultado de esa experiencia entregó su vida a Cristo.
Cuando finalmente le permitieron volver a la casa oró para encontrar una manera de compartir la gracia de Dios con los demás y fue cuando se le ocurrió publicar el anuncio en el periódico.
Mis queridos hermanos y amigos, no importa lo limitados que estemos por una enfermedad, ancianidad o incapacidad, aún podemos orar, llamar, escribir o escuchar. Cualquiera que sea nuestra condición podemos ser útiles a los demás y ser testigos eficaces de Cristo.
Él es la luz, nosotros los candeleros que la llevan. Debemos llevar Su luz, allí donde hay oscuridad, es nuestra misión… Él nos la encomendó.
Que Dios te bendiga
La respuesta a ese anuncio fue sorprendente: 30 llamadas o más por semana.
¿Qué motivó a esta mujer a querer llegar a los demás desde su silla de ruedas para ayudar a los necesitados?
Nancy explicó que antes de su parálisis había disfrutado de perfecta salud, pero se encontraba muy desesperada. Su desesperación llegó a tal punto que trató de suicidarse saltando desde la ventana de su apartamento. En vez morir, la caída la dejó paralítica de la cintura para abajo.
En el hospital, totalmente frustrada, percibió que Jesús le decía: “Nancy, has tenido un cuerpo sano, pero el alma lisiada. Ahora vas a tener un cuerpo lisiado pero un alma sana”. Como resultado de esa experiencia entregó su vida a Cristo.
Cuando finalmente le permitieron volver a la casa oró para encontrar una manera de compartir la gracia de Dios con los demás y fue cuando se le ocurrió publicar el anuncio en el periódico.
Mis queridos hermanos y amigos, no importa lo limitados que estemos por una enfermedad, ancianidad o incapacidad, aún podemos orar, llamar, escribir o escuchar. Cualquiera que sea nuestra condición podemos ser útiles a los demás y ser testigos eficaces de Cristo.
Él es la luz, nosotros los candeleros que la llevan. Debemos llevar Su luz, allí donde hay oscuridad, es nuestra misión… Él nos la encomendó.
Que Dios te bendiga