Lectura de hoy
No te quejes
Filipenses 4:11-13
No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación...
REFLEXIÓN
Un grupo de misioneros, caminaban de un pueblo llamado San Francisco a Santa Catarina Loxicha...
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Estudio Bíblico de la semana
Tómate el tiempo
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Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. 1 Juan 4:7-8
Reflexión
Se cuenta una leyenda acerca de un rabino de una pequeña ciudad judía. El pueblo se reunió en la sinagoga la víspera de Yom Kippur (el día de expiación o del perdón). Cuando llegó el momento de iniciar el culto más importante del año judío, no encontraron al rabino por ninguna parte.
Durante el retraso, una joven madre fue a su casa a ver cómo estaba su hijita, a quien había dejado durmiendo. Para su sorpresa, vio al rabino sentado tranquilamente en una silla, con la niña en los brazos. Había pasado por la casa de la madre de camino a la sinagoga cuando escuchó llorar a la bebé y se detuvo a ayudar. Él cargó a la niña en brazos hasta que se durmió.
Mis queridos hermanos y amigos, hay una lección para todos nosotros en el ejemplo del rabino y en el amor de Jesús por la gente. En nuestras agitadas y ocupadas vidas, tendemos a enredarnos tanto con nuestras propias preocupaciones que perdemos el sentido de la compasión por los demás. Debemos tomarnos el tiempo para observar y responder a las personas, ya sean niños pequeños, padres o personas mayores que nosotros.
En algún momento en medio de las demandas que tenemos, tomémonos el tiempo de acariciar la mano de un anciano, de consolar a una madre cansada, o de acunar a un bebé hasta que se duerma. Si Dios es amor, nosotros también debemos serlo.
Que Dios te bendiga
Durante el retraso, una joven madre fue a su casa a ver cómo estaba su hijita, a quien había dejado durmiendo. Para su sorpresa, vio al rabino sentado tranquilamente en una silla, con la niña en los brazos. Había pasado por la casa de la madre de camino a la sinagoga cuando escuchó llorar a la bebé y se detuvo a ayudar. Él cargó a la niña en brazos hasta que se durmió.
Mis queridos hermanos y amigos, hay una lección para todos nosotros en el ejemplo del rabino y en el amor de Jesús por la gente. En nuestras agitadas y ocupadas vidas, tendemos a enredarnos tanto con nuestras propias preocupaciones que perdemos el sentido de la compasión por los demás. Debemos tomarnos el tiempo para observar y responder a las personas, ya sean niños pequeños, padres o personas mayores que nosotros.
En algún momento en medio de las demandas que tenemos, tomémonos el tiempo de acariciar la mano de un anciano, de consolar a una madre cansada, o de acunar a un bebé hasta que se duerma. Si Dios es amor, nosotros también debemos serlo.
Que Dios te bendiga