Lectura de hoy
¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar...
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Estudio Bíblico de la semana
Le bajaron los humos
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Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Romanos 12:3
Reflexión
Debido a que un hombre acababa de ser electo al Parlamento Británico decidió llevar su familia a Londres. Se sintió importante mientras les contaba de su nuevo empleo y los llevó a hacer un recorrido por la ciudad. Cuando entraron en la Abadía de Westminster, su hija de 8 años se quedó pasmada por el tamaño de la magnífica estructura. Su orgulloso padre le preguntó:
- «Querida, ¿en qué estás pensando?»
Ella contestó: - «Papi, estaba pensando en lo grande que eres en nuestra casa y lo pequeño que te ves aquí.»
Sin saberlo, aquella niña dijo algo que su padre necesitaba escuchar.
Mis queridos hermanos y amigos, el orgullo puede infiltrarse en nuestra vida muy fácilmente y de vez en cuando, es bueno que a uno «le bajen los humos». Necesitamos recordar que no hemos de tener un concepto de nosotros más alto que el debido. Es fácil llegar a ser orgulloso cuando nos quedamos en nuestros propios círculos de la vida. Pero cuando nos arrojan en situaciones más grandes, con mayores demandas, presiones y competencia, nos impactamos al darnos cuenta de que los peces grandes de lagunas pequeñas se encogen rápidamente en un océano grande.
Santiago dijo: «Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes». Así que pidamos al Señor que nos ayude a vernos como realmente somos. Con su ayuda, aprenderemos a deshacernos del necio orgullo.
Que Dios te bendiga
- «Querida, ¿en qué estás pensando?»
Ella contestó: - «Papi, estaba pensando en lo grande que eres en nuestra casa y lo pequeño que te ves aquí.»
Sin saberlo, aquella niña dijo algo que su padre necesitaba escuchar.
Mis queridos hermanos y amigos, el orgullo puede infiltrarse en nuestra vida muy fácilmente y de vez en cuando, es bueno que a uno «le bajen los humos». Necesitamos recordar que no hemos de tener un concepto de nosotros más alto que el debido. Es fácil llegar a ser orgulloso cuando nos quedamos en nuestros propios círculos de la vida. Pero cuando nos arrojan en situaciones más grandes, con mayores demandas, presiones y competencia, nos impactamos al darnos cuenta de que los peces grandes de lagunas pequeñas se encogen rápidamente en un océano grande.
Santiago dijo: «Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes». Así que pidamos al Señor que nos ayude a vernos como realmente somos. Con su ayuda, aprenderemos a deshacernos del necio orgullo.
Que Dios te bendiga