Lectura de hoy
La ventana de Dios
Salmo 19:1-6
Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día...
REFLEXIÓN
En el sur de Irlanda hay una Iglesia cuyas ventanas todas tienen vidrieras pintadas, menos...
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Estudio Bíblico de la semana
C.09.- ¿Quién predicó el Sermón del Monte?
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Estudio detallado sobre la autoridad de Jesús ... |
Mi corazón para ti
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Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Colosenses 3:12
Reflexión
Se cuenta la historia del ya ausente y famoso escapista Harry Houdini, que nos permite vislumbrar el interior de su corazón.
A principios de su carrera, cuando aún se presentaba en un desconocido teatro de variedades, él y su joven esposa subsistían de una semana a otra sin reserva de alimentos o dinero. Una tarde decidió ir al supermercado a comprar productos alimenticios. En pocos minutos ya había regresado y estaba sentado en la mesa de la cocina, llorando incontrolablemente.
Sin certeza de lo ocurrido, pero temiendo lo peor, su esposa intentó averiguarlo y ofrecerle consuelo. Al fin, controlando sus sollozos, le contó que no lo habían lastimado ni asaltado. Explicó que en su camino al supermercado, se acercó a un joven lisiado que mendigaba alimentos. Al instante, le ofreció al hombre todo lo que tenía y luego regresó al apartamento.
Entonces ¿Por qué lloraba Harry? Había hecho algo noble. Tal vez estaba molesto porque al ser tan impulsivo, él y su esposa se quedaron sin nada. No, él no sentía dolor por ellos. Lloraba por no tener más para dar.
Mis queridos hermanos y amigos, Harry Houdini, aquel día, dejó constancia de la mayor de las dádivas. Mostró compasión y es esta la que mantiene fresco y renovado nuestro corazón. Mostremos también nosotros compasión por nuestros semejantes, así estaremos mostrando al Señor que vive en nosotros.
Que Dios te bendiga
A principios de su carrera, cuando aún se presentaba en un desconocido teatro de variedades, él y su joven esposa subsistían de una semana a otra sin reserva de alimentos o dinero. Una tarde decidió ir al supermercado a comprar productos alimenticios. En pocos minutos ya había regresado y estaba sentado en la mesa de la cocina, llorando incontrolablemente.
Sin certeza de lo ocurrido, pero temiendo lo peor, su esposa intentó averiguarlo y ofrecerle consuelo. Al fin, controlando sus sollozos, le contó que no lo habían lastimado ni asaltado. Explicó que en su camino al supermercado, se acercó a un joven lisiado que mendigaba alimentos. Al instante, le ofreció al hombre todo lo que tenía y luego regresó al apartamento.
Entonces ¿Por qué lloraba Harry? Había hecho algo noble. Tal vez estaba molesto porque al ser tan impulsivo, él y su esposa se quedaron sin nada. No, él no sentía dolor por ellos. Lloraba por no tener más para dar.
Mis queridos hermanos y amigos, Harry Houdini, aquel día, dejó constancia de la mayor de las dádivas. Mostró compasión y es esta la que mantiene fresco y renovado nuestro corazón. Mostremos también nosotros compasión por nuestros semejantes, así estaremos mostrando al Señor que vive en nosotros.
Que Dios te bendiga