Lectura de hoy
Por un simple acto
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Un Día de Acción de Gracias hace muchos años, una joven familia despertó en una situación...
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Estudio Bíblico de la semana
F.03.- La Intercesión
Estudio que se ocupa de contestar a la pregunta ¿Cómo le pido a Dios? ... |
El pescador
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Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento, porque nada hemos traído a este mundo y, sin duda, nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos; pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores. I Timoteo 6:6-10
Reflexión
Un hombre adinerado pasaba sus días pescando en el lago contiguo a su mansión. Cada día, veía en aquel lugar a un hombre muy pobre que vivía en una choza tambaleante. Pescaba con un palo y una cuerda. Lo hacía casi una hora por día y pocas veces conseguía más de dos pescados. Entonces, se iba a casa sin preocupaciones.
Los años pasaron y frustrado de tanto meditar, el rico se acercó al pobre.
- Disculpe, por favor, pero hemos pescado en este lugar por años, y siento curiosidad. Usted viene aquí diariamente, logra pescar muy poco y luego se dirige a su casa. Sólo me pregunto por qué no permanece un poco más de tiempo. Mire, si usted se queda cada día una o dos horas más, podría vender en la ciudad el pescado que le sobre. Conseguiría dinero suficiente para adquirir una vara mejor y así tener una pesca considerable. Tal vez pueda hacerse de un bote y una red. Pescaría aun más y podría hasta contratar otro hombre y un bote adicional. Pronto no tendría que estar en el agua todo el día, sino que llegaría a ser dueño de una gigantesca compañía, gracias a la cual fácilmente podría pasar sus días pescando solo, el tiempo que desee, haciendo lo que le place y sin preocupaciones.
- Pero señor, no entiendo -dijo el hombre pobre-, ¡eso es precisamente lo que hago hoy!
Mis queridos hermanos y amigos, contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas. El contentamiento produce paz y la paz es sinónimo de felicidad.
Que Dios te bendiga
Los años pasaron y frustrado de tanto meditar, el rico se acercó al pobre.
- Disculpe, por favor, pero hemos pescado en este lugar por años, y siento curiosidad. Usted viene aquí diariamente, logra pescar muy poco y luego se dirige a su casa. Sólo me pregunto por qué no permanece un poco más de tiempo. Mire, si usted se queda cada día una o dos horas más, podría vender en la ciudad el pescado que le sobre. Conseguiría dinero suficiente para adquirir una vara mejor y así tener una pesca considerable. Tal vez pueda hacerse de un bote y una red. Pescaría aun más y podría hasta contratar otro hombre y un bote adicional. Pronto no tendría que estar en el agua todo el día, sino que llegaría a ser dueño de una gigantesca compañía, gracias a la cual fácilmente podría pasar sus días pescando solo, el tiempo que desee, haciendo lo que le place y sin preocupaciones.
- Pero señor, no entiendo -dijo el hombre pobre-, ¡eso es precisamente lo que hago hoy!
Mis queridos hermanos y amigos, contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas. El contentamiento produce paz y la paz es sinónimo de felicidad.
Que Dios te bendiga