Lectura de hoy
Por un simple acto
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Un Día de Acción de Gracias hace muchos años, una joven familia despertó en una situación...
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Estudio Bíblico de la semana
F.03.- La Intercesión
Estudio que se ocupa de contestar a la pregunta ¿Cómo le pido a Dios? ... |
A quién intentas agradar hoy
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¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Gálatas 1:10
Reflexión
Se sabe de un joven que estudió violín con un maestro de renombre mundial. Trabajó arduamente durante varios años para perfeccionar su talento y al fin llegó el día cuando se le pidió que diera su primer importante recital en público, en la gran ciudad donde vivían ambos, él y su maestro.
Luego de cada selección que él presentaba con gran habilidad y pasión, el violinista parecía receloso ante los grandes aplausos que recibía, aun sabiendo que aquellos en la audiencia eran astutos en la música y no dados a aplaudir presentación alguna que no fuera de calidad superior. El joven actuaba como si no pudiera escuchar el aprecio que era derramado sobre él.
En el cierre del último número, los aplausos fueron estruendosos y se escucharon numerosos “bravo, bravo”. No obstante, el talentoso joven violinista tenía sus ojos fijos en un solo lugar. Al fin, cuando un anciano en la primera fila del balcón sonrió y asintió con su cabeza en señal de aprobación, el joven se calmó y brilló con alivio y gozo.
¡Su maestro había alabado su trabajo! Los aplausos de miles no significaron nada hasta que él ganó la aprobación del maestro.
Mis queridos hermanos y amigos, ¿a quién intentamos agradar hoy? Nunca podremos agradar a todos, pero sí a Aquel que es más importante, nuestro señor Jesús. Mantengamos nuestros ojos en Él y vivamos nuestra vida para Su agrado. Eso es exactamente lo que Jesús espera de nosotros.
Que Dios te bendiga
Luego de cada selección que él presentaba con gran habilidad y pasión, el violinista parecía receloso ante los grandes aplausos que recibía, aun sabiendo que aquellos en la audiencia eran astutos en la música y no dados a aplaudir presentación alguna que no fuera de calidad superior. El joven actuaba como si no pudiera escuchar el aprecio que era derramado sobre él.
En el cierre del último número, los aplausos fueron estruendosos y se escucharon numerosos “bravo, bravo”. No obstante, el talentoso joven violinista tenía sus ojos fijos en un solo lugar. Al fin, cuando un anciano en la primera fila del balcón sonrió y asintió con su cabeza en señal de aprobación, el joven se calmó y brilló con alivio y gozo.
¡Su maestro había alabado su trabajo! Los aplausos de miles no significaron nada hasta que él ganó la aprobación del maestro.
Mis queridos hermanos y amigos, ¿a quién intentamos agradar hoy? Nunca podremos agradar a todos, pero sí a Aquel que es más importante, nuestro señor Jesús. Mantengamos nuestros ojos en Él y vivamos nuestra vida para Su agrado. Eso es exactamente lo que Jesús espera de nosotros.
Que Dios te bendiga