Lectura de hoy
A mi vecino
Mateo 7:12
Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced...
REFLEXIÓN
Cuenta un amigo la siguiente historia: Una noche vino un hombre a nuestra casa y me dijo:...
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Estudio Bíblico de la semana
El alma y el automóvil
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Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos… Efesios 6:18
Reflexión
Alberto estaba lavando su auto en la acera, frente a su propia casa. Pasó por ahí como de costumbre, un servidor de su iglesia, se detuvo y felicitó a Alberto:
- ¡Qué bonito se ve tu automóvil! Tiene sus años pero lo veo siempre limpio y brillante.
- Si supiera usted, hermano - comentó Alberto- ¡cuánto tiempo y trabajo me cuesta! Por lo menos una hora diaria. El servidor se puso serio y dijo:
- Y para tener limpia y brillante tu alma, ¿cuánto tiempo gastas diariamente?
Alberto no contestó, pues él casi nunca se da momentos para la intimidad con Dios y para la reflexión.
Entonces el hermano en la fe concluyó:
- Alberto, francamente yo no quisiera ser tu alma, sino... tu automóvil.
Mis queridos hermanos y amigos, en los cursos de gerencia se enseña a distinguir entre lo urgente y lo importante. Los seres humanos pasamos por la vida haciendo lo urgente y postergando lo importante, hasta que este se convierte en lo urgente. Este trabalenguas se resuelve de la siguiente manera: “los gustos y placeres diarios nos satisfacen en el momento, el tiempo de relación con Dios, ya sea estudiando las Escrituras, reflexionando con Él o compartiendo con otros hermanos, a veces se posterga, hasta que se acerca el fin, entonces nuestra relación con Dios pasa de ser importante y se convierte en urgente”. El problema de hacer las paces con Dios en el último momento es que probablemente disfrutaremos del destino pero nos perderemos de disfrutar el viaje. Caminemos con Dios y disfrutaremos tanto del camino como del destino.
Que Dios te bendiga
- ¡Qué bonito se ve tu automóvil! Tiene sus años pero lo veo siempre limpio y brillante.
- Si supiera usted, hermano - comentó Alberto- ¡cuánto tiempo y trabajo me cuesta! Por lo menos una hora diaria. El servidor se puso serio y dijo:
- Y para tener limpia y brillante tu alma, ¿cuánto tiempo gastas diariamente?
Alberto no contestó, pues él casi nunca se da momentos para la intimidad con Dios y para la reflexión.
Entonces el hermano en la fe concluyó:
- Alberto, francamente yo no quisiera ser tu alma, sino... tu automóvil.
Mis queridos hermanos y amigos, en los cursos de gerencia se enseña a distinguir entre lo urgente y lo importante. Los seres humanos pasamos por la vida haciendo lo urgente y postergando lo importante, hasta que este se convierte en lo urgente. Este trabalenguas se resuelve de la siguiente manera: “los gustos y placeres diarios nos satisfacen en el momento, el tiempo de relación con Dios, ya sea estudiando las Escrituras, reflexionando con Él o compartiendo con otros hermanos, a veces se posterga, hasta que se acerca el fin, entonces nuestra relación con Dios pasa de ser importante y se convierte en urgente”. El problema de hacer las paces con Dios en el último momento es que probablemente disfrutaremos del destino pero nos perderemos de disfrutar el viaje. Caminemos con Dios y disfrutaremos tanto del camino como del destino.
Que Dios te bendiga