Lectura de hoy
¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar...
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Estudio Bíblico de la semana
Ejemplo
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Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4:12
Reflexión
Un capellán, cuentan, se aproximó a un herido en medio del fragor de la batalla y le preguntó:
- ¿Quieres que te lea la Biblia?
- Primero dame agua que tengo sed, dijo el herido.
El capellán le convidó el último trago de su cantimplora, aunque sabía que no había más agua en kilómetros a la redonda.
- ¿Ahora?, preguntó de nuevo.
- Primero dame de comer, suplicó el herido.
El capellán le dio el último mendrugo de pan que atesoraba en su mochila.
- Tengo frío, fue el siguiente clamor y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña pese al frío que calaba y cubrió al lesionado.
- Ahora sí, le dijo al capellán. Háblame de ese Dios que te hizo darme tu última agua, tu último mendrugo y tu único abrigo. Quiero conocerlo en su bondad.
Mis queridos hermanos y amigos, Francisco de Asís lo resumió de esta forma: “Prediquen el evangelio por doquier, y si es necesario usen palabras.”
Él reconoció que aunque las palabras son muy importantes, el ejemplo que podemos dar con nuestras vidas es todavía mucho más poderoso y eficaz. Nuestro modelo es Jesús, Él vivió como predicó.
Que Dios te bendiga
- ¿Quieres que te lea la Biblia?
- Primero dame agua que tengo sed, dijo el herido.
El capellán le convidó el último trago de su cantimplora, aunque sabía que no había más agua en kilómetros a la redonda.
- ¿Ahora?, preguntó de nuevo.
- Primero dame de comer, suplicó el herido.
El capellán le dio el último mendrugo de pan que atesoraba en su mochila.
- Tengo frío, fue el siguiente clamor y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña pese al frío que calaba y cubrió al lesionado.
- Ahora sí, le dijo al capellán. Háblame de ese Dios que te hizo darme tu última agua, tu último mendrugo y tu único abrigo. Quiero conocerlo en su bondad.
Mis queridos hermanos y amigos, Francisco de Asís lo resumió de esta forma: “Prediquen el evangelio por doquier, y si es necesario usen palabras.”
Él reconoció que aunque las palabras son muy importantes, el ejemplo que podemos dar con nuestras vidas es todavía mucho más poderoso y eficaz. Nuestro modelo es Jesús, Él vivió como predicó.
Que Dios te bendiga