Lectura de hoy

Ángel de la muerte

Eclesiastés 7:14

En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...

REFLEXIÓN

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...

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Lecturas Estudio detallado del fruto del Espíritu Santo y su significado en la vida del creyente ...

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Dar gracias

Publicación:  martes 23 agosto 2022   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo:
—¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!
 Cuando él los vio, les dijo:
—Id, mostraos a los sacerdotes.
Y aconteció que, mientras iban, quedaron limpios.
 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies dándole gracias. Este era samaritano. Jesús le preguntó:
—¿No son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviera y diera gloria a Dios sino este extranjero?
 Y le dijo:
—Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
Lucas 17:12-19


Reflexión

Una madre solía orar todas las noches con su hija pequeña de seis años, antes de acostarla. Una noche la madre le dijo:

- Hoy vamos a pedir a Dios un poco más para que sane a la tía Marta.

Oraron por la tía Marta, cada noche, durante un par de semanas. Después, la madre no dijo nada y dejaron de pedir.

A la tercera o cuarta noche sin hacerlo, la niña preguntó:

- Mamá, ¿por qué no oramos por la tía Marta?

- Es que Diosito ya la sanó, respondió la madre.

- Y si la sanó replicó la niña- ¿no deberíamos orar para darle las gracias?

Mis queridos hermanos y amigos, ¡qué llamada de atención para nosotros! Somos más dados a pedir que a agradecer. Es igual a aquellos diez leprosos curados de la lectura de hoy, que solo uno vuelve a dar las gracias a Jesús, y es precisamente el extranjero. Esto   se repite en nuestra vida a diario.

Cada día el Señor hace que el sol salga y que baje la lluvia. Eso provee al mundo de alimento y nadie agradece. Cada día el Señor guarda a los suyos contra toda clase de amenazas, la mayoría de ellas ni nos damos cuenta de que estaban allí… y nadie agradece. ¡Tenemos tanto que agradecer a Dios!

Seamos hijos agradecidos con nuestro Padre celestial. De Él vienen las cosas buenas y sobre todo las que más convienen. La Escritura dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto vienen de lo alto, del Padre de las luces”. La actitud correcta de nosotros como hijos es de agradecimiento con Él, que es nuestro Padre.
 
Que Dios te bendiga