Lectura de hoy
Amor incondicional
Lucas 5:12-13
Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el...
REFLEXIÓN
El soldado, quien finalmente regresaba a casa después de la guerra, llamó a sus padres a...
» Continúa » Escuchar AudioReciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.
Estudio Bíblico de la semana
F.05.- El fruto del Espíritu
Estudio detallado del fruto del Espíritu Santo y su significado en la vida del creyente ... |
Creyendo sin ver
Tweet
Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija del faraón, prefiriendo ser maltratado con el pueblo de Dios, antes que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en la recompensa. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey, porque se sostuvo como viendo al Invisible. Hebreos 11:24-27
Reflexión
Un padre de familia había estado ausente de la casa por algunos días y se preguntaba, al acercarse a ella, si su pequeña hija Margarita, quien apenas podía sentarse sola, podía recordarle. Para probar su memoria, se colocó en un lugar desde donde él podía verla, pero que ella no le podía ver y la llamó en el viejo tono familiar: -¡Magui!
Ella dejó caer sus juguetes. Otra vez repitió su nombre ¡Magui! y ella, habiendo inspeccionado una vez más el cuarto con su mirada, pero no viendo el rostro de su padre, se puso muy triste y volvió a tomar sus juguetes.
Por tercera vez llamó ¡Magui! y ella, dejando caer sus juguetes rompió a llorar extendiendo sus brazos en la dirección de donde provenía el sonido, sabiendo que aunque no podía ver a su padre, él debía estar allí.
Mis queridos hermanos y amigos, Dios nos llama muy a menudo y si afinamos nuestro oído podemos escuchar Su voz. Estemos seguros que aunque no le veamos, como Magui, nuestro Padre SIEMPRE está allí… siempre.
Que Dios te bendiga
Ella dejó caer sus juguetes. Otra vez repitió su nombre ¡Magui! y ella, habiendo inspeccionado una vez más el cuarto con su mirada, pero no viendo el rostro de su padre, se puso muy triste y volvió a tomar sus juguetes.
Por tercera vez llamó ¡Magui! y ella, dejando caer sus juguetes rompió a llorar extendiendo sus brazos en la dirección de donde provenía el sonido, sabiendo que aunque no podía ver a su padre, él debía estar allí.
Mis queridos hermanos y amigos, Dios nos llama muy a menudo y si afinamos nuestro oído podemos escuchar Su voz. Estemos seguros que aunque no le veamos, como Magui, nuestro Padre SIEMPRE está allí… siempre.
Que Dios te bendiga