Lectura de hoy
¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar...
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Estudio Bíblico de la semana
Como las flores
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Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen... Mateo 5:44
Reflexión
- Un joven le pregunto al Sabio, ¿qué debo hacer para no enojarme? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes, algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.
- Pues, ¡vive como las flores!, advirtió el maestro.
- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.
- Pon atención a esas flores -continuó el sabio anciano, señalando unos lirios que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse.
Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Esto… es vivir como las flores.
Mis queridos hermanos y amigos, ¡qué razón tiene el sabio! De nuestro interior puede brotar un aroma agradable que influya en los demás. Hemos sido llamados por el Señor a hacer la diferencia, a diferenciarnos del mundo que queremos influenciar, a llevar paz donde no la hay, a llevar luz donde hay oscuridad. Allí donde nadie quiere ir es precisamente donde el creyente va, es allí donde nos ha llamado el Señor a servir. Esto mis queridos hermanos y amigos… es vivir como las flores.
Que Dios te bendiga
- Pues, ¡vive como las flores!, advirtió el maestro.
- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.
- Pon atención a esas flores -continuó el sabio anciano, señalando unos lirios que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse.
Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Esto… es vivir como las flores.
Mis queridos hermanos y amigos, ¡qué razón tiene el sabio! De nuestro interior puede brotar un aroma agradable que influya en los demás. Hemos sido llamados por el Señor a hacer la diferencia, a diferenciarnos del mundo que queremos influenciar, a llevar paz donde no la hay, a llevar luz donde hay oscuridad. Allí donde nadie quiere ir es precisamente donde el creyente va, es allí donde nos ha llamado el Señor a servir. Esto mis queridos hermanos y amigos… es vivir como las flores.
Que Dios te bendiga