Lectura de hoy

Ángel de la muerte

Eclesiastés 7:14

En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...

REFLEXIÓN

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...

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Cuando no hay nada que perder

Publicación:  viernes 18 septiembre 2020   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Nadie podrá hacerte frente en todos los días de tu vida: como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente, porque tú repartirás a este pueblo como heredad la tierra que juré dar a sus padres. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, cuidando de obrar conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Josué 1:5-7


Reflexión

Era el año 1816. En el cerro de Chicote la infantería española había cercado a un puñado de patriotas del Alto Perú. Viendo insuperable la situación, el soldado Pedro Loayza gritó:
—¡Yo no me entrego al enemigo!
Y se lanzó al precipicio. El comandante Eusebio Lira, testigo del arrojo de Loayza, no podía quedarse atrás, así que tomó impulso para lanzarse él también, y proclamó:
—¡Moriremos por la patria!
Pero segundos antes de lanzarse al vacío, lo atajó José Santos Vargas, tambor mayor de la banda de músicos, con estas palabras:
—Moriremos si somos zonzos.
El sargento Julián Reinaga recorrió con la vista el fatídico cerro y propuso:
—Quememos el pajonal.
Los ingeniosos sobrevivientes se dieron de inmediato a la tarea de prenderle fuego a las altas pajas. Gracias al viento, las llamas se extendieron en dirección a las filas enemigas. En cuestión de minutos las llamaradas rechazaron a quienes los sitiaban. Unos a otros se atropellaron en frenética huida, lanzando al aire fusiles y cartucheras mientras suplicaban misericordia al Todopoderoso.

Mis queridos hermanos y amigos, la lección que nos enseña esta historia es que no tenemos nada que perder con tomar la iniciativa y arriesgarnos. Y si es así en lo físico, ¿cuánto más no lo será en lo espiritual? Satanás, nuestro enemigo mortal, ha sitiado la fortaleza de nuestra vida a fin de hacernos morir de hambre espiritual. Pero Dios ya lo venció. Ganó la victoria cuando dio a su Hijo Jesucristo para que muriera en la cruz por nuestros pecados. Él siempre toma la iniciativa, como nos cuentan las Escrituras en la lectura de hoy referente a Josué, y luego nos manda a esforzarnos y ser valientes. El Señor siempre va por delante, a nosotros nos toca seguirle y, a través de su poder, alcanzar la victoria, de esa manera seremos "más que vencedores en aquel que nos amó".

Que Dios te bendiga