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Eclesiastés 7:14

En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...

REFLEXIÓN

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...

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Fuego contra fuego

Publicación:  jueves 20 agosto 2020   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros?, pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:18-20


Reflexión

La joven, de veintitrés años de edad, se paró frente a una librería de Minneapolis, Minnesota. Largo rato estuvo contemplando los libros y revistas exhibidos en las vidrieras. Luego, con gesto de sufrida y callada resignación, hizo algo insólito. Se roció la cabeza y el cuerpo con gasolina y se prendió fuego. Eran las siete de la noche del 10 de julio de 1984. La joven se llamaba Ruth Christenson, y así como la Ruth de la Biblia, tenía firmes convicciones morales. De ese modo protestaba contra la literatura pornográfica que vendía la librería.

He aquí un acto de legítima protesta, que aunque es discutible en su forma, no lo es en manera alguna en su fondo. Ruth Christenson, una joven cristiana, estaba indignada por el auge mundial de la literatura pornográfica, así que quiso hacer algo para detener ese comercio inicuo. Y no encontró mejor forma que prenderse fuego a sí misma.

La pornografía, que es un negocio mundial que obedece a oscuros y siniestros intereses, está pervirtiendo a la juventud y amenazando los hogares. Con el pretexto de que hay libertad de prensa, que todas las ideas son libres, y que un desnudo femenino es arte y no algo obsceno, se produce por millares de toneladas una enorme masa de material indecente. Son mentes juveniles las que absorben toda esa enorme masa. La buscan en el Internet y la absorben impensadamente, por ese interés morboso que tiene la indecencia.

Estudiosos serios de varios países —psicólogos, educadores, sociólogos y religiosos— nos dicen continuamente que hay una relación bastante estrecha entre la literatura y el cine pornográficos y la delincuencia juvenil, los asaltos a mujeres, las violaciones y los ultrajes. La pornografía es el disparador que acciona la bomba de las pasiones latentes.

«Con fuego de gasolina puedo contrarrestar simbólicamente ese fuego de la pornografía que abrasa la mente, la moral y los sentimientos de la juventud», pensó la joven Ruth.

Mis queridos hermanos y amigos, en el idioma griego de la Biblia, fornicación es una palabra que se deriva de "porneia" que se traduce como inmoralidad sexual en cualesquiera de sus formas. De allí se deriva el término "pornografía", que quiere decir inmoralidad sexual graficada. La Palabra de Dios nos previene y prohíbe de toda acción inmoral que haga inmundo nuestro cuerpo, pues este, es templo de su Santo Espíritu. Es una ofensa a Dios mirar pornografía, o para cualquier efecto, todo acto inmoral que la Biblia prohíbe de forma expresa. En vez de afrentar a Dios con la "porneia" dediquemos nuestras vidas a honrarle pues ese es el propósito de nuestra vida... su gloria.

Que Dios te bendiga