Lectura de hoy

Esperado de antemano

Filipenses 3:20-21

Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al...

REFLEXIÓN

Cuenta Max Lucado la siguiente historia: En los últimos veinte años, he deseado tener un...

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Esperado de antemano

Publicación:  viernes 1 agosto 2025   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso semejante al suyo, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. Filipenses 3:20-21


Reflexión

Cuenta Max Lucado la siguiente historia:
En los últimos veinte años, he deseado tener un perro. Un perro grande. Pero siempre ha habido problemas. El apartamento era demasiado chico, el presupuesto era demasiado apretado y las niñas eran demasiado pequeñas. Pero por sobre todo, a Denalyn no le gustaba la idea. ¿Su lógica? Ella se había casado con una bestia babosa que pelea, ¿por qué cargar con otra? Pero llegamos a un acuerdo y nos conseguimos un perro pequeño.

Me gusta Salty, pero un perro pequeño no es realmente un perro. No ladran; chillan. No comen; roen. No te lamen; olfatean. Pero yo quería un perro de verdad. Un tipo de perro como el mejor amigo del hombre. Una pata ancha, comilón, un tipo de perro al que usted podría ensillar, luchar con él o ambas cosas.

Yo estuve solo en mi pasión hasta que Sara nació. A ella le encantan los perros. Y los dos pudimos cambiar el voto de la casa. Denalyn cedió y Sara y yo comenzamos la búsqueda. Descubrimos una mujer en Carolina del Sur que criaba perdigueros en un ambienta cristiano. Desde su nacimiento los perros se ven rodeados de música inspirada y oraciones. (No, no sé si dan el diezmo de las galletas para perros.) Cuando la adiestradora me dijo que había leído mis libros, me embarqué. Una mujer con tan buen gusto es casi siempre una buena instructora, ¿verdad?

Así que pedimos un cachorro. Enviamos el cheque por correo, elegimos el nombre Molly y preparamos un rincón para su cojín de perro. La perra aún no había nacido y ya tenía nombre y un lugar en la casa.

Mis queridos hermanos y amigos, ¿No se podría decir lo mismo de nosotros? Mucho antes de nuestro primer sollozo, nuestro Señor nos pidió, nos llamó y colgó una señal de reservado en Su hogar. Nosotros y Molly tenemos más en común que el olor y los hábitos alimentarios. A ambos nos han preparado para un viaje. Preferimos los términos maduración y santificación a destete y adiestramiento, pero es lo mismo. A nosotros nos preparan para la casa de nuestro Señor. No sabe la fecha de partida ni el número de vuelo, pero podemos apostar nuestra vida a que nosotros veremos a nuestro dueño algún día. Esa fue la promesa del Señor durante la última cena, Él dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis”.

Que Dios te bendiga