Lectura de hoy

¿Necesitas un segundo chance?

Hechos 2:36-39

»Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros...

REFLEXIÓN

Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios...

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Estudio Bíblico de la semana

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¿Necesitas un segundo chance?

Publicación:  martes 15 julio 2025   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



»Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo».
 Al oir esto, se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
—Hermanos, ¿qué haremos?
 Pedro les dijo:
—Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo, porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llame.
Hechos 2:36-39


Reflexión

Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados y un único hijo, su heredero. Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos. Su padre siempre le advertía que sus amigos solo estarían a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles; después, le abandonarían.

Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyeran un pequeño establo. Dentro de él, el propio padre preparó una horca y junto a ella, una placa con algo escrito:

“PARA QUE NUNCA DESPRECIES LAS PALABRAS DE TU PADRE. “

Más tarde, llamó a su hijo y lo llevó al establo y le dijo: Hijo mío, yo ya estoy viejo y cuando yo me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío… Y yo sé cual será tu futuro. Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos. Venderás todos los bienes para sustentarte y cuando no tengas más nada, tus amigos se apartarán de ti.

Solo entonces te arrepentirás amargamente por no haberme escuchado. Fue por esto que construí esta horca. ¡Ella es para ti! Quiero que me prometas que, si sucede lo que yo te dije, te ahorcarás en ella.

El joven se rió, pensó que era un absurdo pero, para no contradecir al padre, prometió, pensando que eso jamás podría suceder.

El tiempo pasó, el padre murió y su hijo se encargó de todo, pero así como su padre había previsto, el joven gastó todo, vendió todos los bienes, perdió sus amigos y hasta la propia dignidad.

Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto. Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir: Ah, padre mío… Si yo hubiese escuchado tus consejos… Pero ahora es demasiado tarde. Apesadumbrado, el joven levantó la vista y vio el establo. Con pasos lentos, se dirigió hasta allá y entrando, vio la horca y la placa llenas de polvo y entonces pensó:

“Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude alegrarle cuando estaba vivo, pero, al menos esta vez, haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa. No me queda nada más…” Entonces, él subió los escalones y se colocó la cuerda en el cuello, y pensó: “Ah, si yo tuviese un nuevo chance…”

Entonces, se tiró desde lo alto de los escalones y por un instante, sintió que la cuerda apretaba su garganta… Era el fin. Pero el brazo de la horca era hueco y se quebró fácilmente y el joven cayó al piso. Sobre él cayeron esmeraldas, perlas, rubíes, zafiros y brillantes, muchos brillantes… La horca estaba llena de piedras preciosas y una nota también cayó en medio de ellas. En ella estaba escrito: Este es tu nuevo chance. ¡Te amo mucho! Con amor, tu viejo padre.

Mis queridos hermanos y amigos, nuestro Señor es exactamente así con nosotros. Cuando nos arrepentimos, podemos ir hasta Él porque Él… siempre nos da un nuevo chance.

Que Dios te bendiga