Lectura de hoy

Ángel de la muerte

Eclesiastés 7:14

En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...

REFLEXIÓN

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...

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Me divorcio después de 45 años

Publicación:  miércoles 13 octubre 2021   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres,  Porque esto es justo.
«Honra a tu padre y a tu madre» --que es el primer mandamiento con promesa--, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra.
Efesios 6:1-3


Reflexión

Un anciano llama a su hijo a Nueva York y le dice: "Odio arruinar estos días festivos, pero tengo que decirte que tu madre y yo nos estamos divorciando, 45 años de matrimonio y tanta miseria ya es suficiente!"

-“ Papá , ¿qué estás diciendo? “grita el hijo.

-“ No podemos seguir juntos, la convivencia se ha vuelto insoportable ", explicó el viejo padre.

-“ Estamos hartos el uno del otro"

-“ ¿Porqué papá?, si estaban de maravilla la última vez que fui a visitarlos”.

- !Hijo, ¡ya estoy harto de hablar de esto y es caro hacerlo por teléfono!, por favor avísale de esto a tu hermana a Hong Kong" .

Frenético, el hijo llama a su hermana, y esta al enterarse explota en el teléfono. "Como diablos se están divorciando", ella grita : "Yo me encargo de esto".

Ella llama a su anciano padre de inmediato, y le grita: "No se divorcien aún. No hagan una sola cosa hasta que yo llegue. Voy a llamar a mi hermano de vuelta y los dos estaremos allí mañana. Hasta entonces, no hagan nada, ¿me oyes?" -gritó mientras colgaba el teléfono.

El anciano cuelga el teléfono y se dirige a su esposa. "Lo logramos amor, nuestros hijos estarán aquí en Navidad y se pagarán ellos el pasaje, Te amo".

Mis queridos hermanos y amigos, qué pena que unos padres tengan que ir al extremo de manipular a sus hijos para que estos deseen visitarlos. El mandato bíblico es honrarlos y obedecerles, nuestra responsabilidad es tomar ese mandato y traducirlo en amor y consideración a aquellos seres que Dios usó para darnos la vida. Levantemos ahora mismo el teléfono o escribamos un correo electrónico, comuniquémonos con ellos de alguna forma para decirles cuánto los amamos y cómo los tenemos presentes en nuestras vidas. Hagamos lo propio para visitarlos porque nuestra visita a nuestros padres les lleva una bendición que nadie, salvo los hijos, pueden llevar. Ellos la esperan, nosotros la damos. Así los honramos a ellos… y a nuestro Señor.

Que Dios te bendiga