Lectura de hoy
No te quejes
Filipenses 4:11-13
No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación...
REFLEXIÓN
Un grupo de misioneros, caminaban de un pueblo llamado San Francisco a Santa Catarina Loxicha...
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Estudio Bíblico de la semana
¿Qué te mantiene preso?
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Y dije:«¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría yo y descansaría. Salmos 55:6
Reflexión
Durante el siglo XIV, en lo que hoy es Bélgica, vivió un hombre llamado Reynald III.
Reynald era un noble con el derecho a ser duque de sus tierras, pero su hermano menor se rebeló en su contra y le usurpó sus propiedades.
El hermano de Reynald quería a su hermano fuera del camino pero no quería matarlo; de modo que elaboró un plan muy ingenioso.
Como Reynald era muy alto, su hermano lo puso en una habitación con una puerta mucho más pequeña que lo normal.
Si Reynald bajaba algo de peso podría pasar por la puerta y se le dejaría salir.
De hecho, su hermano usurpador le prometió que si lograba salir del cuarto le restituiría la libertad y su título.
Pero Reynald no era un hombre de disciplina y su hermano lo sabía. Todos los días ordenaba que llevaran comidas deliciosas al cuarto de Reynald. Y Reynald se las comía. Así, en lugar de adelgazar, se puso más y más gordo.
Mis queridos hermanos y amigos, una persona que carece de disciplina está en un calabozo sin barrotes. ¿Están nuestros hábitos haciendo de nosotros unos prisioneros? Es nuestro deber mantener la llave de nuestra propia libertad en nuestra mano. No hay excusa para decir no podemos. En Dios podemos vencer todo hábito dañino. Cabe preguntarnos ¿Qué nos mantiene prisioneros? ¿Comida, bebida, TV, Internet? Seamos libres hoy mismo, no fuimos hechos para estar detrás de barrotes, sino para volar como el águila… libres.
Que Dios te bendiga
Reynald era un noble con el derecho a ser duque de sus tierras, pero su hermano menor se rebeló en su contra y le usurpó sus propiedades.
El hermano de Reynald quería a su hermano fuera del camino pero no quería matarlo; de modo que elaboró un plan muy ingenioso.
Como Reynald era muy alto, su hermano lo puso en una habitación con una puerta mucho más pequeña que lo normal.
Si Reynald bajaba algo de peso podría pasar por la puerta y se le dejaría salir.
De hecho, su hermano usurpador le prometió que si lograba salir del cuarto le restituiría la libertad y su título.
Pero Reynald no era un hombre de disciplina y su hermano lo sabía. Todos los días ordenaba que llevaran comidas deliciosas al cuarto de Reynald. Y Reynald se las comía. Así, en lugar de adelgazar, se puso más y más gordo.
Mis queridos hermanos y amigos, una persona que carece de disciplina está en un calabozo sin barrotes. ¿Están nuestros hábitos haciendo de nosotros unos prisioneros? Es nuestro deber mantener la llave de nuestra propia libertad en nuestra mano. No hay excusa para decir no podemos. En Dios podemos vencer todo hábito dañino. Cabe preguntarnos ¿Qué nos mantiene prisioneros? ¿Comida, bebida, TV, Internet? Seamos libres hoy mismo, no fuimos hechos para estar detrás de barrotes, sino para volar como el águila… libres.
Que Dios te bendiga