Lectura de hoy

Ángel de la muerte

Eclesiastés 7:14

En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...

REFLEXIÓN

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...

» Continúa     » Escuchar Audio  Escuchar Audio

Reciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.

Suscribete a Unanimes

Estudio Bíblico de la semana

F.05.- El fruto del Espíritu

Lecturas Estudio detallado del fruto del Espíritu Santo y su significado en la vida del creyente ...

» Descargar     » Escuchar Audio  Estudios

Tirar la casa por la ventana

Publicación:  lunes 6 septiembre 2021   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es:las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17


Reflexión

A fines del siglo dieciocho y principios del diecinueve hubo una costumbre muy curiosa que se popularizó en España a raíz de la lotería instaurada en 1763 por orden del rey Carlos III. Las personas que resultaban premiadas por la lotería tiraban por las ventanas todos sus muebles y enseres viejos. Con eso daban a entender que desde ese momento comenzaba para ellas una nueva vida de lujo y riqueza.

La costumbre se fue extendiendo hasta penetrar en el reino de Nápoles, que en aquel entonces estaba bajo el dominio de los Borbones. Hoy se practica en muchos lugares del sur de Italia, donde en la noche de Fin de Año la gente arroja toda clase de objetos viejos como anuncio de fortuna y de bienestar para el nuevo año.

Así tuvo su origen la frase «tirar la casa por la ventana». Entre los españoles se suponía que quienes la expresaban se habían ganado la lotería. En cambio, entre los napolitanos bastaba el solo deseo de ganarse la lotería o su equivalente en buena fortuna. Para ellos el acto de tirar objetos viejos por la ventana era como regar semillas de fe con la ferviente esperanza de que germinaran junto con el año que entraba y que les produjeran el año nuevo más próspero de su vida.

Si bien estos dos pueblos difieren en su manera de interpretar la frase, tienen en común la idea de despojarse de lo viejo a fin de revestirse de lo nuevo. Con ese simbolismo reflejan el deseo que todos tenemos de deshacernos de las cosas viejas y adquirir cosas nuevas en su lugar. Eso no tiene nada de extraño; es más, es común y corriente en la condición humana. Pero cuando lo enfocamos mal, nos salimos de los linderos establecidos por Dios para nuestro bienestar eterno.

Mis queridos hermanos y amigos, eso es precisamente lo que sucede cuando nos vamos al extremo de perseguir a todo vapor el dinero, el poder y la fama, en lugar de buscar la paz interior, la satisfacción de ser buen esposo o buena esposa, buen padre o buena madre, buen hijo o buena hija, buen amigo o buena amiga. Si en verdad deseamos una nueva vida, no haremos más que perder tiempo si la buscamos en cosas externas como el lujo y la riqueza, porque éstas, a la larga, no satisfacen. Lo único que de veras satisface es una renovación interna. ¿Por qué no tomamos la resolución de experimentar en carne propia esa misma renovación interna? De hacerlo así, cada nuevo año que pase podremos testificar que la vida nueva en Cristo, el Hijo de Dios, es la única lotería que tiene valor eterno y entonces no necesitaremos “tirar la casa por la ventana”.

Que Dios te bendiga