Hoy es Abril 23, 2024
Lectura de hoy
A mi vecino
Mateo 7:12
Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced...
REFLEXIÓN
Cuenta un amigo la siguiente historia: Una noche vino un hombre a nuestra casa y me dijo:...
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Estudio Bíblico de la semana
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…porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5
Reflexión
Un muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el mejor anillo de compromiso que tuvieran.
El joyero le presentó uno. La hermosa piedra solitaria brillaba como un diminuto sol resplandeciente.
El muchacho contempló el anillo y con una sonrisa lo aprobó. Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo.
¿Se va usted a casar pronto? – Le preguntó el joyero.
¡No! – respondió el muchacho – Ni siquiera tengo novia.
La muda sorpresa del joyero divirtió al comprador.
Es para mí mamá – dijo el muchacho. Cuando yo iba a nacer estuvo sola; alguien le aconsejó que me matara antes de que naciera y así se evitaría problemas. Pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y en verdad sí tuvo muchos problemas, muchos. Ella fue padre y madre para mí, fue amiga y hermana y fue mi maestra. Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este anillo de compromiso. Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella. Quizás después entregue otro anillo de compromiso a quien será mi esposa. Pero será el segundo.
El joyero no dijo nada. Solamente ordenó a su cajera que hiciera al muchacho el descuento aquel que se hacia únicamente a los clientes más importantes.
Mis queridos hermanos y amigos, no olvidemos lo importante que es mostrarle el agradecimiento y el amor a nuestros padres. Lo que han hecho por nosotros, no tiene precio, Dios los ha usado para darnos el don de la vida. Hoy podemos hacer nuestro mayor esfuerzo en devolverles algo de lo que nos han dado. Dediquémosles tiempo, toleremos sus impaciencias e imperfecciones y mostrémosles el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones, esa clase de amor que decididamente ama sin esperar nada a cambio, que no depende de lo que haga o deje de hacer el receptor de nuestro amor, sino que depende de nuestra decisión de amar. Los griegos le llamaban amor “Agape”, o sea amor abnegado o amor incondicional. Así nos ama nuestro Señor a nosotros y así debemos nosotros amar a nuestros padres.
Que Dios te bendiga
El joyero le presentó uno. La hermosa piedra solitaria brillaba como un diminuto sol resplandeciente.
El muchacho contempló el anillo y con una sonrisa lo aprobó. Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo.
¿Se va usted a casar pronto? – Le preguntó el joyero.
¡No! – respondió el muchacho – Ni siquiera tengo novia.
La muda sorpresa del joyero divirtió al comprador.
Es para mí mamá – dijo el muchacho. Cuando yo iba a nacer estuvo sola; alguien le aconsejó que me matara antes de que naciera y así se evitaría problemas. Pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y en verdad sí tuvo muchos problemas, muchos. Ella fue padre y madre para mí, fue amiga y hermana y fue mi maestra. Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este anillo de compromiso. Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella. Quizás después entregue otro anillo de compromiso a quien será mi esposa. Pero será el segundo.
El joyero no dijo nada. Solamente ordenó a su cajera que hiciera al muchacho el descuento aquel que se hacia únicamente a los clientes más importantes.
Mis queridos hermanos y amigos, no olvidemos lo importante que es mostrarle el agradecimiento y el amor a nuestros padres. Lo que han hecho por nosotros, no tiene precio, Dios los ha usado para darnos el don de la vida. Hoy podemos hacer nuestro mayor esfuerzo en devolverles algo de lo que nos han dado. Dediquémosles tiempo, toleremos sus impaciencias e imperfecciones y mostrémosles el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones, esa clase de amor que decididamente ama sin esperar nada a cambio, que no depende de lo que haga o deje de hacer el receptor de nuestro amor, sino que depende de nuestra decisión de amar. Los griegos le llamaban amor “Agape”, o sea amor abnegado o amor incondicional. Así nos ama nuestro Señor a nosotros y así debemos nosotros amar a nuestros padres.
Que Dios te bendiga