Lectura de hoy

Desconoce quién realizó la buena acción

Mateo 5:14-16

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni...

REFLEXIÓN

Un estudiante de la Universidad de Costa Rica (UCR) expresó su agradecimiento a una persona...

» Continúa     » Escuchar Audio  Escuchar Audio

Reciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.

Suscribete a Unanimes

Estudio Bíblico de la semana

A.04.- Siguiendo a Jesús

Lecturas Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ...

» Descargar     » Escuchar Audio  Estudios

Lección de una abeja

Publicación:  martes 25 marzo 2025   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Vino a él un leproso que, de rodillas, le dijo:
—Si quieres, puedes limpiarme.
Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
—Quiero, sé limpio.
Tan pronto terminó de hablar, la lepra desapareció del hombre, y quedó limpio. Entonces lo despidió en seguida, y le ordenó estrictamente:
—Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.
Pero, al salir, comenzó a publicar y a divulgar mucho el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.
Marcos 1:40-45


Reflexión

Hace años un hombre puso un panal de abejas para alimentar a algunas de ellas que tenían una colmena a poca distancia. Para comenzar el proceso capturó una abeja en un vaso, la colocó sobre el panal y esperó hasta que la abeja descubriera el tesoro. Cuando estuvo llena y satisfecha, ella voló directamente a la colmena. Después de un momento, la abeja regresó con una docena de abejas más. Éstas, a su vez, trajeron muchas más, hasta que finalmente un enjambre de abejas cubrió el panal. Al poco tiempo habían transportado toda la miel a la colmena.

Mis queridos hermanos y amigos, ¡qué lección para nosotros! La abejita pudo quedarse sola disfrutando de la miel pero no lo hizo. Fue a anunciar su tesoro recién descubierto a sus congéneres. De esa manera no solamente su vida mejoró sino que fue instrumento viviente para mejorar la vida de las demás abejas. Nosotros debemos hacer lo mismo con nuestra fe y con nuestro dinero. Ambos son provistos por Dios y están destinados a mejorar nuestra vida y la de los demás, si nos atrevemos a compartirlos. El cristianismo bíblico no es una religión sino una forma de vida, dejamos atrás la ley que hay que cumplir y la cambiamos por el evangelio que hay que vivir. Si llevamos ese evangelio de paz y perdón a otros, compartiremos la miel sin que esta se gaste… como la abejita.

Que Dios te bendiga