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La perseverancia vale la pena

Publicación:  viernes 2 julio 2021   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que permanecieran en la fe y diciéndoles:«Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios» Hechos 14:21-22


Reflexión

El futuro de Dave Dawson se veía oscuro en el año 1974. Basados en pruebas, sus maestros de noveno grado le habían clasificado como retrasado mental. “Mi expectativa vocacional era la de llegar a ser un empaquetador de supermercado”, decía Dawson. De hecho, tomó clases para aprender cómo empaquetar los alimentos adecuadamente. Pero hoy es el orgulloso dueño de un título de Doctor en Filosofía de la Escuela de Educación de la Universidad de Iowa.

Dawson recuerda su continua frustración con la escuela. “Fracasaba hiciese lo que hiciese, sin importar cuán duro estudiase”. Para agregar sal a la herida, los oficiales escolares exhibían los nombres de los estudiantes reprobados y sus resultados académicos en el tablero de anuncios para que todos lo viesen. Dawson aparecía con frecuencia. Su frustración desencadenó en problemas de conducta. Al no poder tener éxito académicamente como sus compañeros de clase, Dawson optó por una actitud opuesta. “Me ponía de pie y aplaudía cuando obtenía la calificación más baja de la clase”, decía.

Un psiquiatra finalmente diagnosticó una limitación en el aprendizaje. Fui matriculado en una clase de personas iguales a mí en el colegio. “Por primera vez estaba con gente parecida a mí. Y por primera vez, yo no era –y la única manera en que puedo frasear esto, y odio esta palabra– el más tonto”.

Sus padres pagaron tutores para ayudarle. Una academia de verano para chicos con problemas de aprendizaje le ayudó a aprender a leer –un poquito.

Dawson se ofreció como voluntario para usar cualquier cualquier herramienta o técnica que pudiese ayudar. “Estuve en todo experimento en el que pude estar”, nos dice. Para el décimo grado, ya estaba tomando varias clases regulares. Para el undécimo estaba matriculado solo en clases regulares. Decidió ir a la universidad. Probó varias. Frustrado, las abandonó todas; pero nunca se rindió.

Eventualmente, tras años de luchas y frustración, Dawson obtuvo un grado en Psicología, especializándose en Rehabilitación. Obtuvo su Maestría y, recientemente, su Doctorado en Filosofía en la Universidad de Iowa.

El camino de quien debería ser un empaquetador de comida al doctorado no fue fácil. Con la ayuda de tecnologías de apoyo, incluyendo digitalizadores que leen en voz alta, lo logró.

Dawson convenció a la universidad de que le diese $5,000 para comprar más equipo para los estudiantes con deficiencias, e instruir a los maestros sobre las tecnologías de punta. Su promoción perseverante le logró los fondos y creó el Centro para Tecnología de Apoyo y Recursos Educacionales de Iowa, donde es ahora su director.

De vez en cuando su hijo de tres años tiene que corregirlo cuando le lee un cuento a la hora de dormir. Pero si sus luchas han demostrado algo es que la perseverancia vale la pena. “Si yo puedo hacer esto, todos pueden”, dijo. “Si anhela su sueño lo suficiente, insista. Puede pasar”.

Mis queridos hermanos y amigos, cuando Dios tiene dispuesto algo para nosotros, ese algo se realiza, aunque no lo creamos. De empacador a Doctor en Filosofía, nadie lo creería. Es por ello que debemos estar alertas, no desesperanzar a nadie porque tenga un sueño ambicioso y sentarnos en la primera fila del teatro para ser testigos de primera mano de lo que Dios va a hacer en nuestras vidas y en las de los demás. Él es quien planea, decide y ejecuta y nosotros solamente lo seguimos. Esto dice la Escritura: "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad".

Que Dios te bendiga