Lectura de hoy
La piedra de toque
Mateo 25:1-13
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas...
REFLEXIÓN
Cuando la gran biblioteca de Alejandría se quemó, dice la leyenda que un libro se salvó...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
Mi inspiración
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Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo... Gálatas 6:14
Reflexión
El escultor alemán, Dannaker, trabajó durante dos años en una estatua de Cristo hasta que le pareció que estaba perfecta. Llamó a una pequeña niña a su estudio, señaló a la estatua y le preguntó:
-¿Quién es ese?
Ella lo miró por un momento y luego sus ojos se le llenaron de lágrimas mientras cruzaba sus brazos en su pecho y decía:
-Deja a los niños venir a mí.
En esta ocasión Dannaker supo que había tenido éxito.
Luego, el escultor confesó que durante esos seis años, Cristo se le había revelado en una visión y su parte fue transferir al mármol lo que él había visto con sus ojos internos.
Más tarde, cuando Napoleón Bonaparte le pidió que hiciera una estatua de Venus para el Louvre, Dannaker rehusó.
-Un hombre –dijo él- que ha visto a Cristo nunca puede emplear sus dones en esculpir una diosa pagana. Mi arte es, por tanto, algo consagrado.
Mis queridos hermanos y amigos, el verdadero valor de un trabajo no viene de un esfuerzo, ni por su acabado, sino de quién lo inspira… el Señor.
Que Dios te bendiga
-¿Quién es ese?
Ella lo miró por un momento y luego sus ojos se le llenaron de lágrimas mientras cruzaba sus brazos en su pecho y decía:
-Deja a los niños venir a mí.
En esta ocasión Dannaker supo que había tenido éxito.
Luego, el escultor confesó que durante esos seis años, Cristo se le había revelado en una visión y su parte fue transferir al mármol lo que él había visto con sus ojos internos.
Más tarde, cuando Napoleón Bonaparte le pidió que hiciera una estatua de Venus para el Louvre, Dannaker rehusó.
-Un hombre –dijo él- que ha visto a Cristo nunca puede emplear sus dones en esculpir una diosa pagana. Mi arte es, por tanto, algo consagrado.
Mis queridos hermanos y amigos, el verdadero valor de un trabajo no viene de un esfuerzo, ni por su acabado, sino de quién lo inspira… el Señor.
Que Dios te bendiga