Lectura de hoy
Mi inspiración
Gálatas 6:14
Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien...
REFLEXIÓN
El escultor alemán, Dannaker, trabajó durante dos años en una estatua de Cristo hasta que...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
Corazón valiente
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Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos... 1 Juan 1:5
Reflexión
En una iglesia del oeste un querido amigo y hermano falleció después de una larga vida de amor y servicio.
En el funeral, sus hijos se levantaron uno a uno para contar historias sobre su padre y pronto todos se dieron cuenta de un tema recurrente: que su rasgo más notable era su disposición de servir a otros, sin importar la necesidad. Él era una de esas personas que siempre estaba dispuesta a tender una mano: hacer mandados y trabajillos, o llevar a alguien a casa en su auto. Una de sus hijas mencionó que a todo lugar que iba, siempre llevaba en su maletero del auto una caja de herramientas y ropa de trabajo, por si acaso alguien necesitaba que le arreglara algo.
Mis queridos hermanos y amigos, muy a menudo, cuando escuchamos la palabra valor, la asociamos a actos heroicos en tiempos de crisis. Sin embargo, en nuestra vida diaria, no debiéramos pasar por alto el valor de solo estar allí. Las vidas cambian cuando le proveemos con fidelidad a nuestras familias, cuidamos los ancianos o prestamos atención a un amigo atribulado. La persistencia en hacer de este mundo un lugar mejor, para nosotros, es sin duda una forma de valor.
A Albert Schweitzer, el gran misionero cristiano, médico y teólogo, le pidieron un vez durante una entrevista que mencionara el nombre de la persona viva más importante. De inmediato contestó: La persona más extraordinaria en el mundo es un individuo desconocido que en este mismo momento se fue en amor para ayudar a otro.
Eso espera el mundo de los creyentes y precisamente esa fue la misión que nuestro Señor nos encomendó.
Que Dios te bendiga
En el funeral, sus hijos se levantaron uno a uno para contar historias sobre su padre y pronto todos se dieron cuenta de un tema recurrente: que su rasgo más notable era su disposición de servir a otros, sin importar la necesidad. Él era una de esas personas que siempre estaba dispuesta a tender una mano: hacer mandados y trabajillos, o llevar a alguien a casa en su auto. Una de sus hijas mencionó que a todo lugar que iba, siempre llevaba en su maletero del auto una caja de herramientas y ropa de trabajo, por si acaso alguien necesitaba que le arreglara algo.
Mis queridos hermanos y amigos, muy a menudo, cuando escuchamos la palabra valor, la asociamos a actos heroicos en tiempos de crisis. Sin embargo, en nuestra vida diaria, no debiéramos pasar por alto el valor de solo estar allí. Las vidas cambian cuando le proveemos con fidelidad a nuestras familias, cuidamos los ancianos o prestamos atención a un amigo atribulado. La persistencia en hacer de este mundo un lugar mejor, para nosotros, es sin duda una forma de valor.
A Albert Schweitzer, el gran misionero cristiano, médico y teólogo, le pidieron un vez durante una entrevista que mencionara el nombre de la persona viva más importante. De inmediato contestó: La persona más extraordinaria en el mundo es un individuo desconocido que en este mismo momento se fue en amor para ayudar a otro.
Eso espera el mundo de los creyentes y precisamente esa fue la misión que nuestro Señor nos encomendó.
Que Dios te bendiga