Lectura de hoy
Visión 20/20
Juan 8:12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: —Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará...
REFLEXIÓN
Los biólogos marinos, están adquiriendo en estos días abundantes conocimientos sobre los...
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Estudio Bíblico de la semana
A.03.- El Jesús histórico
Este estudio demuestra con claridad que Jesús es el Mesías esperado y el Hijo de Dios. Se citan las profecías más conocidas del Antiguo Testamento cumplidas en Jesús 400 o más años después. ... |
Eligiendo un buen ministro
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No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá. Mateo 7:1-2
Reflexión
Una de las tareas más difíciles que enfrenta una iglesia es elegir a un buen ministro. Un miembro de una junta oficial que tenía que cumplir con ese angustiante proceso, finalmente perdió la paciencia. Acababa de presenciar cómo el comité de relaciones pastorales rechazaba solicitante tras solicitante, por alguna falta menor… real o imaginaria. Era el momento de que el mismo comité se hiciera un examen de conciencia. Así que ese hombre se levantó y leyó está carta, dando a entender que era de un solicitante.
Caballeros:
Entiendo que su púlpito está vacante y me gustaría solicitar el cargo. Lleno muchos de los requisitos. He sido un predicador con mucho éxito y también he tenido algunos triunfos con mis escritos. Algunos dicen que soy un buen organizador. He sido líder en la mayoría de los lugares donde he estado.
Tengo más de 50 años de edad y nunca he predicado en un lugar por más de tres años. En algunos lugares, el pueblo que he dejado después de mi trabajo ha ocasionado disturbios y levantamientos. Debo admitir que he estado en la cárcel tres o cuatro veces, pero no a causa de alguna fechoría. Mi salud no es muy buena, aunque todavía hay muchas cosas que puedo llevar a cabo. Las iglesias en las que he predicado han sido pequeñas, aunque han estado ubicadas en varias ciudades grandes. No me he llevado muy bien con los líderes religiosos de los pueblos donde he predicado. En realidad, algunos me han amenazado y hasta me han atacado físicamente. No soy muy bueno para llevar registros. Se me conoce por olvidarme de los que he bautizado. Sin embargo, si pueden utilizarme, prometo hacer mi mejor esfuerzo.
El miembro de la junta se dirigió al comité diciendo:
- Bueno, ¿qué piensan ustedes? ¿Lo llamamos?
¡Las honorables personas de la iglesia estaban pasmadas! ¿En realidad estaba considerando como candidato a un enfermizo, buscapleitos y distraído ex presidiario? ¿Estaba loco el miembro de la junta? ¿Quién firmaba su solicitud? ¿Quién había tenido esa colosal desfachatez?
El miembro de la junta los contempló a todos con agudeza, antes de replicar:
- Está firmada por el apóstol Pablo.
Mis queridos hermanos y amigos, no debemos juzgar a la gente con dureza colocándonos en un pedestal censor y así reclamar la competencia y autoridad de sentarse a juzgar a los propios congéneres, desde una supuesta posición de privilegio y superioridad. El principio es sencillo pero vital. Ningún ser humano está calificado para ser juez de sus congéneres porque no podemos leernos mutuamente los corazones ni valorar nuestros motivos mutuos. Ya sabemos que Dios valora más las motivaciones que los actos, las razones del porqué se hicieron los actos más que los actos mismos. Y esas razones solamente Él tiene capacidad de verlas. Tener inclinación a censurar es arrogantemente anticiparnos al día del juicio, usurpar la prerrogativa del Juez Divino, tratar de tomar el rol de Dios.
Se nos olvida con facilidad a qué clase de líder seguimos, a uno que vino a nuestra tierra a servir y no ha ser servido, a uno que se mezclaba con prostitutas y pecadores, a uno que vino a dar la vida por nosotros. Seguimos a Jesús y Él no juzga… perdona.
Que Dios te bendiga
Caballeros:
Entiendo que su púlpito está vacante y me gustaría solicitar el cargo. Lleno muchos de los requisitos. He sido un predicador con mucho éxito y también he tenido algunos triunfos con mis escritos. Algunos dicen que soy un buen organizador. He sido líder en la mayoría de los lugares donde he estado.
Tengo más de 50 años de edad y nunca he predicado en un lugar por más de tres años. En algunos lugares, el pueblo que he dejado después de mi trabajo ha ocasionado disturbios y levantamientos. Debo admitir que he estado en la cárcel tres o cuatro veces, pero no a causa de alguna fechoría. Mi salud no es muy buena, aunque todavía hay muchas cosas que puedo llevar a cabo. Las iglesias en las que he predicado han sido pequeñas, aunque han estado ubicadas en varias ciudades grandes. No me he llevado muy bien con los líderes religiosos de los pueblos donde he predicado. En realidad, algunos me han amenazado y hasta me han atacado físicamente. No soy muy bueno para llevar registros. Se me conoce por olvidarme de los que he bautizado. Sin embargo, si pueden utilizarme, prometo hacer mi mejor esfuerzo.
El miembro de la junta se dirigió al comité diciendo:
- Bueno, ¿qué piensan ustedes? ¿Lo llamamos?
¡Las honorables personas de la iglesia estaban pasmadas! ¿En realidad estaba considerando como candidato a un enfermizo, buscapleitos y distraído ex presidiario? ¿Estaba loco el miembro de la junta? ¿Quién firmaba su solicitud? ¿Quién había tenido esa colosal desfachatez?
El miembro de la junta los contempló a todos con agudeza, antes de replicar:
- Está firmada por el apóstol Pablo.
Mis queridos hermanos y amigos, no debemos juzgar a la gente con dureza colocándonos en un pedestal censor y así reclamar la competencia y autoridad de sentarse a juzgar a los propios congéneres, desde una supuesta posición de privilegio y superioridad. El principio es sencillo pero vital. Ningún ser humano está calificado para ser juez de sus congéneres porque no podemos leernos mutuamente los corazones ni valorar nuestros motivos mutuos. Ya sabemos que Dios valora más las motivaciones que los actos, las razones del porqué se hicieron los actos más que los actos mismos. Y esas razones solamente Él tiene capacidad de verlas. Tener inclinación a censurar es arrogantemente anticiparnos al día del juicio, usurpar la prerrogativa del Juez Divino, tratar de tomar el rol de Dios.
Se nos olvida con facilidad a qué clase de líder seguimos, a uno que vino a nuestra tierra a servir y no ha ser servido, a uno que se mezclaba con prostitutas y pecadores, a uno que vino a dar la vida por nosotros. Seguimos a Jesús y Él no juzga… perdona.
Que Dios te bendiga