Lectura de hoy
Por un simple acto
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...
REFLEXIÓN
Un Día de Acción de Gracias hace muchos años, una joven familia despertó en una situación...
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Estudio Bíblico de la semana
F.03.- La Intercesión
Estudio que se ocupa de contestar a la pregunta ¿Cómo le pido a Dios? ... |
¿Casualidad?
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En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Génesis 1:1
Reflexión
Hace muchos años, Sir Isaac Newton hizo un modelo de trabajo de nuestro sistema solar. En el centro había una bola dorada grande que representaba el sol y girando alrededor de ella estaban los planetas, pequeñas esferas adheridas a las puntas de varas de diferentes longitudes.
Un amigo suyo, que no creía en el relato bíblico de la creación, pasó por su casa para hacer una visita. Al contemplar cómo Newton hacía mover a los pequeñitos planetas en sus órbitas, el hombre exclamó:
- ¡Vaya, vaya! ¡Qué cosa tan exquisita! ¿Quién lo hizo?
Sin levantar la vista, Newton contestó:
- Nadie.
- ¿Nadie? –preguntó el amigo.
- Así es. Estas bolas, dientes, correas y engranajes se juntaron coincidentemente. Y también fue una cuestión de suerte que comenzasen a girar en sus respectivas órbitas en un tiempo perfecto.
El incrédulo entendió el mensaje. Era una necedad suponer que el modelo se había hecho solo. Pero tenía mucho menos sentido aceptar la hipótesis de que la Tierra y el vasto universo existiesen por casualidad.
Mis queridos hermanos y amigos, ¡cuánto más lógico es creer la Palabra de Dios!, en ella hay una afirmación inequívoca. En el principio Dios creó los cielos y la tierra. No se hicieron por ellos mismos. Antes de ese momento creacionista solo existía Dios, el eterno. Los seis días de la creación son intervalos de tiempo descritos de esa manera para que los judíos, provenientes de 400 años de esclavitud, pudieran entender ese concepto.
En modo alguno podemos excluir a Dios de Su creación con base en la ciencia, al contrario, la ciencia solo descubre lo que Dios ya hizo, por lo tanto, la ciencia complementa la teología no la descalifica. Honremos al Dios de la creación, alabemos la obra de Sus manos.
Que Dios te bendiga
Un amigo suyo, que no creía en el relato bíblico de la creación, pasó por su casa para hacer una visita. Al contemplar cómo Newton hacía mover a los pequeñitos planetas en sus órbitas, el hombre exclamó:
- ¡Vaya, vaya! ¡Qué cosa tan exquisita! ¿Quién lo hizo?
Sin levantar la vista, Newton contestó:
- Nadie.
- ¿Nadie? –preguntó el amigo.
- Así es. Estas bolas, dientes, correas y engranajes se juntaron coincidentemente. Y también fue una cuestión de suerte que comenzasen a girar en sus respectivas órbitas en un tiempo perfecto.
El incrédulo entendió el mensaje. Era una necedad suponer que el modelo se había hecho solo. Pero tenía mucho menos sentido aceptar la hipótesis de que la Tierra y el vasto universo existiesen por casualidad.
Mis queridos hermanos y amigos, ¡cuánto más lógico es creer la Palabra de Dios!, en ella hay una afirmación inequívoca. En el principio Dios creó los cielos y la tierra. No se hicieron por ellos mismos. Antes de ese momento creacionista solo existía Dios, el eterno. Los seis días de la creación son intervalos de tiempo descritos de esa manera para que los judíos, provenientes de 400 años de esclavitud, pudieran entender ese concepto.
En modo alguno podemos excluir a Dios de Su creación con base en la ciencia, al contrario, la ciencia solo descubre lo que Dios ya hizo, por lo tanto, la ciencia complementa la teología no la descalifica. Honremos al Dios de la creación, alabemos la obra de Sus manos.
Que Dios te bendiga