Lectura de hoy

Reservas ocultas en el avión

1 Tesalonicenses 5:16-18

Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de...

REFLEXIÓN

Una noche de 1968 el piloto de un avión de pasajeros con destino a Nueva York se dio cuenta...

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Publicación:  lunes 11 noviembre 2024   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Lucas 16:10


Reflexión

Un alto ejecutivo de empresa que tenía mucho éxito en la industria de la informática, se hallaba en un viaje de negocios en Tokio. Siempre era muy humilde y compartía todos sus éxitos con sus empleados.

Al finalizar todas sus reuniones, se dirigió a un centro comercial para comprarles chocolates y regalos a sus empleados en su país.

Al entrar en el centro comercial, una diminuta dama le regaló una cálida sonrisa y le dio la bienvenida; esto lo tocó mucho y se sintió bien, no pudiendo olvidar la calidez en su sonrisa. Él continuó fijándose en ella mientras compraba; ella siempre daba la misma sonrisa a todos los clientes que entraban al centro comercial.

El ejecutivo comenzó a preguntarse si alguna vez se sentiría ella cansada de hacer lo mismo una y otra vez, así que se encaminó hacia ella y le preguntó:

- Mi querida dama, ¿no está usted cansada de hacer este trabajo y cuánto tiempo ha estado haciéndolo?

La dama sonrió y dijo: - No, señor, yo he estado trabajando aquí por los últimos 10 años y me gusta mi trabajo.

El ejecutivo quedó anonadado y preguntó: - ¿Cómo es que ha estado haciendo esto por 10 años y por qué le gusta su trabajo?

La dama sonrió de nuevo y dijo: - Señor, es porque así sirvo a mi país.

Esto le pareció un tanto divertido al ejecutivo. Él dijo: - ¿Sirves a tu país sonriendo?

La diminuta dama dijo: - Sí, señor, yo sonrío y todos los clientes que llegan al centro se sienten felices y relajados. Compran más, mi jefe está feliz y me paga más. Y como me paga más, puedo atender a mi familia. Y ya que puedo atender a mi familia, ellos están felices. Cuando los clientes nos compran, la demanda por los productos aumenta y, al hacerlo, hay más fábricas. Y cuando hay más fábricas, hay más empleos. Y cuando hay más empleos, la gente en el país está feliz. Como la mayoría de nuestros clientes son extranjeros, hay entrada de divisas. Ya que hay entrada de divisas, nuestro país tiene mucho dinero y se vuelve más rico cada día. Y gente como usted, contenta con nuestro servicio, visita nuestro país más a menudo y, a veces, también le contará a su familia y amigos. Mi país consigue más visitantes, más dinero, más empleos y más gente feliz. Así es como sirvo a mi país.

Mis queridos hermanos y amigos, Dios nos creó para vivir en comunidad. Todo lo que hacemos, bien o mal, impacta a nuestra familia y a nuestro país. No hay trabajos pequeños o insignificantes. Dios ha puesto a cada persona en cada lugar para realizar el trabajo que debe hacer y todos los trabajos son importantes para Él. Disfrutemos de lo que hacemos, al final el Señor no nos ha llamado a estar inquietos, nos ha llamado a tener paz.

Que Dios te bendiga