Lectura de hoy
Antes de contarlo
Santiago 1:19
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardo para hablar, tardo para...
REFLEXIÓN
Sócrates era, en la antigua Grecia, un maestro reconocido por su sabiduría. Un día, el...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
En Sus manos
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Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará ni te desamparará. No temas ni te intimides. Deuteronomio 31:8
Reflexión
Durante una fuerte tormenta en alta mar, una mujer muy nerviosa que viajaba en un trasatlántico acudió al capitán en busca de tranquilidad.
- “Capitán”, le preguntó temblorosa, “¿Estamos en gran peligro?”
- “No se preocupe, señora”, le respondió el capitán. “Después de todo, estamos en manos de Dios.”
- “¿Tan mala es la situación?” Dijo la mujer con voz entrecortada y el terror reflejado en su rostro.
Mis queridos hermanos y amigos, la costumbre de decir "estamos en las manos de Dios" cuando ya las cosas no están en nuestras manos porque se pusieron difíciles, es una que los creyentes no deberíamos practicar. Siempre estamos en las manos de Dios, tanto en tiempos tormentosos como en la calma y, para nosotros, estar en las manos de Dios debe ser un consuelo y debe acrecentar nuestra esperanza. Tengamos paz. Hoy el Señor desea que Sus hijos entendamos que Él "siempre" nos tiene en sus manos… siempre.
Que Dios te bendiga
- “Capitán”, le preguntó temblorosa, “¿Estamos en gran peligro?”
- “No se preocupe, señora”, le respondió el capitán. “Después de todo, estamos en manos de Dios.”
- “¿Tan mala es la situación?” Dijo la mujer con voz entrecortada y el terror reflejado en su rostro.
Mis queridos hermanos y amigos, la costumbre de decir "estamos en las manos de Dios" cuando ya las cosas no están en nuestras manos porque se pusieron difíciles, es una que los creyentes no deberíamos practicar. Siempre estamos en las manos de Dios, tanto en tiempos tormentosos como en la calma y, para nosotros, estar en las manos de Dios debe ser un consuelo y debe acrecentar nuestra esperanza. Tengamos paz. Hoy el Señor desea que Sus hijos entendamos que Él "siempre" nos tiene en sus manos… siempre.
Que Dios te bendiga