Lectura de hoy
El día en que Jesús guardó silencio
Isaías 53:6
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová...
REFLEXIÓN
Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Solo recuerdo que ya era...
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Estudio Bíblico de la semana
A.03.- El Jesús histórico
Este estudio demuestra con claridad que Jesús es el Mesías esperado y el Hijo de Dios. Se citan las profecías más conocidas del Antiguo Testamento cumplidas en Jesús 400 o más años después. ... |
Transfusión
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Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:13
Reflexión
Hace muchos años, en un hospital de Stanford, había a una niñita llamada Liz, que sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
El doctor explicó la situación al hermano de la niña y le preguntó si estaría dispuesto a darle su sangre. Él dudó por un momento antes de tomar un gran suspiro y dijo: “Sí, lo haré si eso salva a Liz”.
Mientras la transfusión se hacía, él estaba acostado en una cama al lado de su hermana muy sonriente, mientras los médicos los asistían y veían regresar el color a las mejillas de la niña. De pronto el pequeño se puso pálido y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: “¿A qué hora empezaré a morir?”
Pobre muchacho, no había comprendido al doctor: pensaba que tendría que darle toda su sangre a su hermana y aun así había aceptado.
Mis queridos hermanos y amigos, dar la vida por alguien es la muestra de amor más grande y sublime que cualquier ser humano puede hacer. ¿Nosotros seríamos capaces de dar la vida por alguien? ¿Tal vez por nuestro cónyuge o hijos? ¿Estaríamos dispuestos a cesar nuestra existencia en este mundo con el propósito de prolongar la vida de alguien más? En efecto, esta es una pregunta muy difícil, sin embargo alguien ya lo hizo por nosotros… Jesús de Nazareth, el eterno Hijo de Dios encarnado en un hombre. Él voluntariamente dio su vida para que nosotros pudiéramos tener abundancia de vida en este mundo y en la eternidad. Desde esa cruz hoy podemos oír esa oferta, te cambio tu vida por la mía… ¿aceptas?
Que Dios te bendiga
El doctor explicó la situación al hermano de la niña y le preguntó si estaría dispuesto a darle su sangre. Él dudó por un momento antes de tomar un gran suspiro y dijo: “Sí, lo haré si eso salva a Liz”.
Mientras la transfusión se hacía, él estaba acostado en una cama al lado de su hermana muy sonriente, mientras los médicos los asistían y veían regresar el color a las mejillas de la niña. De pronto el pequeño se puso pálido y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: “¿A qué hora empezaré a morir?”
Pobre muchacho, no había comprendido al doctor: pensaba que tendría que darle toda su sangre a su hermana y aun así había aceptado.
Mis queridos hermanos y amigos, dar la vida por alguien es la muestra de amor más grande y sublime que cualquier ser humano puede hacer. ¿Nosotros seríamos capaces de dar la vida por alguien? ¿Tal vez por nuestro cónyuge o hijos? ¿Estaríamos dispuestos a cesar nuestra existencia en este mundo con el propósito de prolongar la vida de alguien más? En efecto, esta es una pregunta muy difícil, sin embargo alguien ya lo hizo por nosotros… Jesús de Nazareth, el eterno Hijo de Dios encarnado en un hombre. Él voluntariamente dio su vida para que nosotros pudiéramos tener abundancia de vida en este mundo y en la eternidad. Desde esa cruz hoy podemos oír esa oferta, te cambio tu vida por la mía… ¿aceptas?
Que Dios te bendiga