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El Sargento

Publicación:  viernes 31 mayo 2024   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.
Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo …
Mateo 20:25-27


Reflexión

Durante la Guerra de la Independencia, de América del Norte, el sargento de una pequeña compañía de soldados estaba dando órdenes a sus subordinados para transportar una viga muy pesada, que estaban tratando de trasladar, para completar algunos trabajos militares que en aquel punto debían construirse.

El peso era casi superior a sus fuerzas, y la voz del sargento se oía a menudo gritando:
-¡Alcen!, ¡alcen!, ahí va, otra vez ¡alcen! ¿qué les pasa? ¿no desayunaron hoy? ¡vamos con fuerza! ¡alcen!

Un caballero sin uniforme militar, pasaba por allí y preguntó al que mandaba, porqué él mismo no les ayudaba un poquito.

Este atónito y volviéndose con toda la majestad de un emperador hacia el caballero dijo:

- Señor, yo soy un sargento.

-¿De veras que lo es usted? – replicó el desconocido -, yo no sabía esto.

Y quitándose el sombrero le hizo un saludo, diciendo:

-Perdone usted, señor sargento.

Y diciendo esto desmontó y empezó a ayudar a los soldados en su pesada tarea hasta que las gotas de sudor corrían por su frente, y cuando la viga fue por fin levantada, se dirigió hacia el gran hombre y le dijo:

- Señor sargento, cuando usted vuelva a tener un trabajo como éste y no tenga suficientes hombres, mande por su general, y yo vendré con mucho gusto y le ayudaré en una segunda ocasión.

El sargento se quedó desconcertado y como viendo visiones se dio cuenta que el oficial que le había dado esta lección era el mismo George Washington general en jefe del ejército americano.

Mis queridos hermanos y amigos, al igual George Washington, no debemos olvidar nunca hemos sido llamados a servir y no a ser servidos.

Que Dios te bendiga