Lectura de hoy
Ángel de la muerte
Eclesiastés 7:14
En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto...
REFLEXIÓN
En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar...
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Estudio Bíblico de la semana
F.05.- El fruto del Espíritu
Estudio detallado del fruto del Espíritu Santo y su significado en la vida del creyente ... |
El poder de Dios
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De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan, porque él la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos. Salmo 24:1-2
Reflexión
Había una señora que tenía mucha fe y amaba mucho a Dios. Se paraba en el porche de su casa y le alababa. Ella tenía un vecino que la odiaba y le decía:
— “¡Dios no existe!”.
La señora empezó a pasar por malos tiempos y oró a Dios que la ayudara. Ella fue a su porche y gritó:
— “Alabado el Señor. Dios mío, necesito comida. Estoy teniendo mal tiempo. Por favor, Señor, ¡mándame algo para comer!”.
A la mañana siguiente, la señora salió otra vez a su porche y miró una bolsa con mucha comida y gritó con gozo, agradeciendo al Señor. De repente, el vecino saltó de un arbolito y dijo:
— “¡Ajá! Le dije que no había Señor. Yo compré esa comida, Dios no fue.”
La señora empezó a brincar y aplaudir y dijo:
— “¡Gloria a Dios! No sólo Dios me mandó la comida, ¡sino que hizo al diablo que pagara por ella!”
Mis queridos hermanos y amigos, el Señor puede usar y usa, todos los recursos a su alcance para favorecernos y bendecirnos. También usa esos recursos para disciplinarnos y enseñarnos. Él es el dueño de todo y puede usar cualquier cosa, conforme a Su voluntad. Aprendamos a ver Su voluntad en cada detalle de nuestras vidas porque Él está siempre presente formándonos y bendiciéndonos… así es Él.
Que Dios te bendiga
— “¡Dios no existe!”.
La señora empezó a pasar por malos tiempos y oró a Dios que la ayudara. Ella fue a su porche y gritó:
— “Alabado el Señor. Dios mío, necesito comida. Estoy teniendo mal tiempo. Por favor, Señor, ¡mándame algo para comer!”.
A la mañana siguiente, la señora salió otra vez a su porche y miró una bolsa con mucha comida y gritó con gozo, agradeciendo al Señor. De repente, el vecino saltó de un arbolito y dijo:
— “¡Ajá! Le dije que no había Señor. Yo compré esa comida, Dios no fue.”
La señora empezó a brincar y aplaudir y dijo:
— “¡Gloria a Dios! No sólo Dios me mandó la comida, ¡sino que hizo al diablo que pagara por ella!”
Mis queridos hermanos y amigos, el Señor puede usar y usa, todos los recursos a su alcance para favorecernos y bendecirnos. También usa esos recursos para disciplinarnos y enseñarnos. Él es el dueño de todo y puede usar cualquier cosa, conforme a Su voluntad. Aprendamos a ver Su voluntad en cada detalle de nuestras vidas porque Él está siempre presente formándonos y bendiciéndonos… así es Él.
Que Dios te bendiga