Lectura de hoy
Depender de Dios
Mateo 6:31-33
No os angustiéis, pues, diciendo: "¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?"...
REFLEXIÓN
Un hombre agricultor de pocos recursos económicos se marchaba de San Kilda, su isla natal...
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Estudio Bíblico de la semana
F.07.- Los tres elementos de la comunión
Estudio sobre los tres elementos necesarios para tener comunión con Dios, desde el Antiguo Testamento hasta hoy ... |
A mi vecino
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Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas. Mateo 7:12
Reflexión
Cuenta un amigo la siguiente historia:
Una noche vino un hombre a nuestra casa y me dijo: "Hay una familia con ocho niños y hace días que no comen". Inmediatamente tomé algunos alimentos y fui a verles.
Cuando finalmente llegué a aquel hogar, vi que los rostros de esos pequeños estaban desfigurados por el hambre. No había pesar o tristeza en sus rostros, solamente un profundo dolor de hambre. Procedí a entregarle el arroz a la madre y sucedió algo que no esperaba. Ella separó el arroz en dos partes y salió llevando una mitad.
Cuando regresó, le pregunté: "¿Adonde fue?"
Ella me dio esta simple respuesta: "a ver a mis vecinos, ¡ellos también tienen hambre!".
Yo no estaba sorprendido por su generosidad, porque los pobres son verdaderamente generosos. Pero estaba sorprendido que ella supiese que estaban hambrientos.
Mis queridos hermanos y amigos, como regla general, cuando sufrimos estamos tan enfocados en nosotros mismos que no tenemos tiempo para los demás. Pensemos en los demás también, porque el dolor no es exclusivo nuestro.
El Señor nos mandó a hacer por los demás lo que nos gustaría que se hiciera por nosotros si estuviésemos en la misma situación. El Señor resumió allí todos los mandatos que se relacionan con el amor al prójimo. Seamos obedientes y movámonos a la acción… eso es lo que manda nuestro Señor.
Que Dios te bendiga
Una noche vino un hombre a nuestra casa y me dijo: "Hay una familia con ocho niños y hace días que no comen". Inmediatamente tomé algunos alimentos y fui a verles.
Cuando finalmente llegué a aquel hogar, vi que los rostros de esos pequeños estaban desfigurados por el hambre. No había pesar o tristeza en sus rostros, solamente un profundo dolor de hambre. Procedí a entregarle el arroz a la madre y sucedió algo que no esperaba. Ella separó el arroz en dos partes y salió llevando una mitad.
Cuando regresó, le pregunté: "¿Adonde fue?"
Ella me dio esta simple respuesta: "a ver a mis vecinos, ¡ellos también tienen hambre!".
Yo no estaba sorprendido por su generosidad, porque los pobres son verdaderamente generosos. Pero estaba sorprendido que ella supiese que estaban hambrientos.
Mis queridos hermanos y amigos, como regla general, cuando sufrimos estamos tan enfocados en nosotros mismos que no tenemos tiempo para los demás. Pensemos en los demás también, porque el dolor no es exclusivo nuestro.
El Señor nos mandó a hacer por los demás lo que nos gustaría que se hiciera por nosotros si estuviésemos en la misma situación. El Señor resumió allí todos los mandatos que se relacionan con el amor al prójimo. Seamos obedientes y movámonos a la acción… eso es lo que manda nuestro Señor.
Que Dios te bendiga