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Dos caballos

Publicación:  viernes 16 febrero 2024   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia.

Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida.
Proverbios 17:17 y 1 Pedro 3:8


Reflexión

Exactamente arriba del camino, en un pequeño pueblo, hay un campo con dos caballos en él. Desde lejos, cada caballo aparenta ser como cualquier otro. Pero si uno se detiene a observar y camina hacia ellos se dará cuenta de algo extraordinario. Uno de los caballos es ciego.
 
Su dueño ha elegido no sacrificarlo y ha preparado una buena casa para él. Solo este hecho es extraordinario.
 
Si uno se acerca y escucha, podrá oír el sonido de una campanita. Buscando alrededor el origen de este sonido, sabrá que viene de un pequeño caballo que está en el campo. Pegado al bozal de ese caballo hay una campanita. El sonido de la campana deja saber al caballo ciego donde está el otro caballo, para que lo pueda seguir.
 
Si uno se detiene a observar a estos dos amigos, verá que el caballo con la campana siempre se está fijando si su amigo viene detrás y verá también que el caballo ciego escucha la campana y lentamente se dirige hacia donde está el otro caballo, confiando en que su amigo no lo va a guiar al desastre.

Cuando el caballo con la campana regresa al establo en la tarde, se detiene ocasionalmente y ve para atrás, asegurándose que su ciego amigo está lo suficientemente cerca como para escuchar la campana.

Mis queridos hermanos y amigos, así como los dueños de estos dos caballos, Dios no nos rechaza y elimina porque no somos perfectos, o porque tenemos problemas o retos. Él nos cuida y trae otras personas a nuestras vidas para ayudarnos cuando necesitamos.

En algunas ocasiones, nosotros somos el caballo ciego, que requiere ser guiado por una pequeña campana por aquellos que Dios puso en nuestras vidas. En otras ocasiones, nosotros somos el caballo que guía, ayudando a otro a encontrar el camino.

Los buenos amigos son así. Tal vez no los veamos todo el tiempo, pero sabemos que siempre están allí.

Los esposos y esposas también cargan una campanita. A veces el esposo es el guía, a veces es la esposa. Y ambos se dicen: Por favor, escucha mi campana y yo escucharé la tuya.

Que Dios te bendiga