Lectura de hoy

Tapices centenarios

Filipenses 1:6

…estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará...

REFLEXIÓN

Los tapices españoles son muy famosos desde 1721. La calidad de las composiciones convierte...

» Continúa     » Escuchar Audio  Escuchar Audio

Reciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.

Suscribete a Unanimes

Estudio Bíblico de la semana

A.04.- Siguiendo a Jesús

Lecturas Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ...

» Descargar     » Escuchar Audio  Estudios

La historia abate al altivo Urbano VIII

Publicación:  lunes 6 noviembre 2023   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



«Cuando seas convidado por alguien a unas bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga:“Da lugar a este”, y entonces tengas que ocupar avergonzado el último lugar. Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga:“Amigo, sube más arriba”. Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa. Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Lucas 14:8-11


Reflexión

En el año 1633 el Papa Urbano VIII, quien pretendía ser el  sapientísimo e infalible vicario de Cristo, haciendo alarde de su “sabiduría” mandó encarcelar a Galileo porque éste enseñaba que la tierra giraba sobre sí misma y a la vez alrededor del sol. Al gran Galileo, para salvarle la vida después de haber sufrido durante muchos, muchos meses en los calabozos de la Inquisición, se le hizo salir, con la creencia de los inquisidores de que la prisión había quebrantado la fe de él en las “herejías” que había estado enseñando.

Pero como se viera que Galileo aún conservaba las ideas que antes había expuesto, el Papa lo mandó a la cámara de tormento, donde el pobre anciano sufrió muchas veces, con estoicismo, el suplicio de la cuerda. Al fin, quebrantado y vencido por los sufrimientos físicos y morales, fue obligado a abjurar en esta forma: “Yo, Galileo, a los setenta años de edad, arrodillado ante sus eminencias y teniendo ante mis ojos los Santos Evangelios que toco con mis propias manos, abjuro, detesto y maldigo el error y la herejía del movimiento de la tierra.”

Mis queridos hermanos y amigos, la justicia divina y la sabiduría que Dios ha transmitido a los hombres, han exaltado a Galileo colocándolo entre los sabios más ilustres que el mundo ha conocido y han humillado al altivo Papa Urbano VIII colocándolo entre los hombres más presuntuosos e ignorantes de la tierra. Así es nuestro Señor humilla al orgulloso y exalta al humilde.

Que Dios te bendiga