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¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién Sabe?

Romanos 8:28

Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a...

REFLEXIÓN

Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar...

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Estudio Bíblico de la semana

F.06.- Comunión con Dios

Lecturas Estudio sobre nuestra comunión con Dios. ...

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Publicación:  viernes 15 septiembre 2023   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”. Respondiendo el Rey, les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Mateo 25:37-40


Reflexión

Lisa fue a su buzón de correo y solo había una carta. Ella la tomó y la miró antes de abrirla y notó que su nombre y dirección estaban escritos allí. Ella leyó: Querida Lisa: "voy a estar en tu barrio el sábado en la tarde y quisiera verte. Te quiere siempre, Jesús”.

Sus manos temblaban mientras colocaba la carta en la mesa. ¿Por qué Dios querrá visitarme si no soy nadie especial? También recordó que no tenia nada que ofrecerle. Pensando en eso, ella recordó su alacena vacía. "Oh, no tengo nada que ofrecerle. Tengo que ir al supermercado y comprar algo para la cena".

Ella tomó su cartera que contenía $5.00 "Bueno, puedo comprar pan y embutidos por lo menos". Se puso el abrigo y corrió a la puerta. Compró un pan francés, media libra de jamón de pavo y un cartón de leche lo que le dejó con tan solo doce centavos hasta el lunes. Se sentía bien a medida que se acercaba a su casa con su humilde compra bajo el brazo.

- “Señorita, por favor, ¿puede ayudarnos?"

Lisa había estado tan sumergida en sus planes para la cena que no había notado dos figuras acurrucadas en la acera. Un hombre y una mujer, ambos vestidos de andrajos .

- “Mire señorita, no tengo trabajo y mi esposa y yo hemos estado viviendo en las calles, nos estamos congelando y tenemos mucha hambre y si usted nos pudiera ayudar se lo agradeceríamos mucho".

Lisa los miró. Ellos estaban sucios y mal olientes y pensó que si ellos en verdad quisieran trabajan ya habrían conseguido algo. Entonces les dijo:

- “Señor, me gustaría ayudarlos, pero soy pobre también. Todo lo que tengo es un poco de pan y jamón y tendré un invitado especial a cenar esta noche y pensaba darle esto de comer.

- “Está bien, comprendo. Gracias de todas maneras".

El hombre puso su brazo sobre los hombros de la mujer. Ella los miraba alejarse y sintió mucho dolor en su corazón.

- “Señor espere".

La pareja se detuvo, mientras ella corría hasta ellos.

- “Por qué no toman esta comida, puedo servirle otra cosa a mi invitado" dijo ella mientras le entregada la bolsa del supermercado.

- “Gracias. Muchas gracias señorita Sí, Gracias" le dijo la mujer y Lisa pudo ver que estaba temblando de frio.

- “Sabe, tengo otro abrigo en casa, tome este", le dijo mientras se lo ponía sobre los hombros.

Ella regresó a casa sonriendo y sin su abrigo ni comida que ofrecer a su invitado. Se estaba desanimando a medida que se acercaba a la puerta de su casa, pensando que no tenia nada que ofrecer al Señor. Cuando metió la llave en la cerradura notó otro sobre en su buzón. "Que raro. Usualmente, el cartero no viene dos veces el mismo día". Ella tomó el sobre y lo abrió: Querida Lisa: Fue muy agradable verte de nuevo. Gracias por la comida y gracias también por el hermoso abrigo. Te quiere siempre, Jesús.

Mis queridos hermanos y amigos, esta pequeña historia nos enseña que a veces se nos dificulta encontrar a Dios en las pequeñas cosas que nos rodean, incluso en las personas que a veces nos son desagradables, pero es precisamente allí donde ÉL quiere que le encontremos: en el amor desinteresado al prójimo. Él lo mandó, nosotros debemos obedecerle. Cuando lo hacemos verdaderamente sentimos el gozo que viene del amor divino, aquel que da sin esperar nada a cambio.

Que Dios te bendiga