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Robando una barra de pan

Publicación:  miĆ©rcoles 13 septiembre 2023   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas: vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Perseveraban unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. Hechos 2:43-47


Reflexión

Una noche bien fría, en la ciudad de Oklahoma en los E.E. U.U., llevaron a una hombre temblando ante el juez por haber robado una barra de pan. El hombre explicó que su familia estaba muriendo de hambre y necesitaba esa barra. No tenía trabajo. Sin esperanza alguna y todo en su contra, el hombre en desesperación, agarró la barra de pan y la escondió debajo de su chaqueta.

Atrapado ahora en su crimen en contra de la sociedad, estaba de pie delante del juez quien declaró, "Es necesario que te castigue. No podremos tener excepciones cuando se trata de la ley. Así que tu castigo será una multa de diez dólares."

Mientras que el juez estaba mirando al hombre desesperado y temblando, puso su mano en su bolsillo en su pantalón debajo de su toga y sacó un billete nuevecito de diez dólares y dijo, "Aquí están tus diez dólares para pagar tu multa. Entrégalo inmediatamente al alguacil."

"A propósito", continuó el juez, "voy a multar a cada persona en esta sala de juicio cincuenta centavos por el simple hecho de vivir en una ciudad donde un hombre tiene que robar una barra de pan para que su familia pueda sobrevivir."

Con esas palabras el alguacil tomó su sombrero y empezó a pasarlo y colectar cincuenta centavos de cada persona en la sala. Luego volteó hacia el ladrón, le entregó $47.50 dólares y este, con el dinero en la mano, salió de la sala de juicio… y dio Gloria a Dios.

Mis queridos hermanos y amigos, nuestro Señor creó al mundo y todo lo que hay en él, proveyendo suficientes recursos para que ningún ser humano sufra hambre. El ser humano, administrador de esos recursos, los acumula y se beneficia de ellos dejando miles de personas con hambre. El Señor dejó a su iglesia en la tierra con instrucciones precisas, una de las cuales es "darle de comer al hambriento". Seamos obedientes y compartamos nuestras bendiciones con los que no tienen.

Que Dios te bendiga