Lectura de hoy
Nuestro banco
Efesios 5:14-17
Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará...
REFLEXIÓN
Si nosotros tuviéramos un banco que acreditara a nuestra cuenta cada mañana $86,400 dólares...
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Estudio Bíblico de la semana
B.6.- El Antiguo Testamento y el Reino de Dios
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Estudio sobre la enseñanza del Reino de Dios en el Antiguo Testamento ... |
Melones sin semilla
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Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él. Juan 14:15-21
Reflexión
En una ocasión, Ciriaco fue a buscar a Nemesio. No tenía nada que hacer y fue a visitarlo. Cuando llegó a la casa vio que Nemesio estaba trabajando en el campito que tenía. Lo había alistado bien.
Ciriaco no lo quiso distraer. Puso la pierna en el segundo alambre de la cerca, apoyó el codo arriba, acomodó sus caderas y se quedó a esperar que el otro terminara con su trabajo.
Le extrañó lo que vio, porque el hombre había hecho como unos surcos largos, así como para adentro. Caminaba unos metros y hacía con el pie un hoyito. Metía la mano y sacaba como algo. Lo ponía, se enderezaba y tapaba el hoyito. Recorría otros metros y así iba haciendo. Como dos horas anduvo este hombre dándole al trabajo. Y cuando terminó, Nemesio saludó a Ciriaco:
-Hola, ¿qué andas haciendo? preguntó Nemesio.
-Estaba esperando que terminaras el trabajo. ¿qué andas haciendo? dijo Ciriaco.
-Ya me ves, sembrando, contestó el amigo.
-¿Sembrando? ¿Y qué estás sembrando? inquirió Ciriaco.
- Melones mi querido Nemesio.
-¿Melones? Mira que te he mirando bien. Yo he visto que vos hacías todo, pero no ponías ninguna semilla adentro del hoyito, cuestionó Ciriaco.
-¡Ah, estos son melones sin semilla! respondió Nemesio.
Nemesio creía que para que nacieran melones sin semillas, había que hacer todo como si sembraras melones. Lo único que había que omitir era poner la semilla. Tal vez por ese pequeño detalle no le nació nada.
Mis queridos hermanos y amigos, Esto nos trae a la mente a esa gente que quiere vivir una vida espiritual pero se olvida de la presencia del Señor en su vida. Hacen todo el esfuerzo como si fueran personas religiosas. Todo. Van a ceremonias religiosas, se bautizan, se casan, van a funerales religiosos, asisten regular o irregularmente a los servicios religiosos semanales, aparentan una vida religiosa, pero están vacíos. Tienen una vida espiritual vacía, sin el Señor.
Con ellos entonces, lo más probable, es que no pase nada, al igual que sembrar melones sin semilla. Así como a Nemesio ese año no le salieron melones sin semilla, tampoco el religioso tendrá vida espiritual sin la presencia del Señor.
Es así de simple, sin la semilla que da vida, el Señor, no puede crecer vida, no importa cuan religiosos aparentamos ser, no hay vida sin el Señor de la vida.
Que Dios te bendiga
Ciriaco no lo quiso distraer. Puso la pierna en el segundo alambre de la cerca, apoyó el codo arriba, acomodó sus caderas y se quedó a esperar que el otro terminara con su trabajo.
Le extrañó lo que vio, porque el hombre había hecho como unos surcos largos, así como para adentro. Caminaba unos metros y hacía con el pie un hoyito. Metía la mano y sacaba como algo. Lo ponía, se enderezaba y tapaba el hoyito. Recorría otros metros y así iba haciendo. Como dos horas anduvo este hombre dándole al trabajo. Y cuando terminó, Nemesio saludó a Ciriaco:
-Hola, ¿qué andas haciendo? preguntó Nemesio.
-Estaba esperando que terminaras el trabajo. ¿qué andas haciendo? dijo Ciriaco.
-Ya me ves, sembrando, contestó el amigo.
-¿Sembrando? ¿Y qué estás sembrando? inquirió Ciriaco.
- Melones mi querido Nemesio.
-¿Melones? Mira que te he mirando bien. Yo he visto que vos hacías todo, pero no ponías ninguna semilla adentro del hoyito, cuestionó Ciriaco.
-¡Ah, estos son melones sin semilla! respondió Nemesio.
Nemesio creía que para que nacieran melones sin semillas, había que hacer todo como si sembraras melones. Lo único que había que omitir era poner la semilla. Tal vez por ese pequeño detalle no le nació nada.
Mis queridos hermanos y amigos, Esto nos trae a la mente a esa gente que quiere vivir una vida espiritual pero se olvida de la presencia del Señor en su vida. Hacen todo el esfuerzo como si fueran personas religiosas. Todo. Van a ceremonias religiosas, se bautizan, se casan, van a funerales religiosos, asisten regular o irregularmente a los servicios religiosos semanales, aparentan una vida religiosa, pero están vacíos. Tienen una vida espiritual vacía, sin el Señor.
Con ellos entonces, lo más probable, es que no pase nada, al igual que sembrar melones sin semilla. Así como a Nemesio ese año no le salieron melones sin semilla, tampoco el religioso tendrá vida espiritual sin la presencia del Señor.
Es así de simple, sin la semilla que da vida, el Señor, no puede crecer vida, no importa cuan religiosos aparentamos ser, no hay vida sin el Señor de la vida.
Que Dios te bendiga