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La tribu

Publicación:  miércoles 12 abril 2023   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre:
—Mujer, he ahí tu hijo.
 Después dijo al discípulo:
—He ahí tu madre.
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliera:
—¡Tengo sed!
 Había allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja y, poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo:
—¡Consumado es!
E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Juan 19:25-29


Reflexión

Una tribu en África dependía, casi exclusivamente, de sus pollos y gallinas. Comían huevos, hacían caldos y comían carne de pollo. Repentinamente un día empezaron a desaparecer las gallinas del gallinero. Eso puso una seria amenaza de supervivencia sobre la tribu. El Jefe inmediatamente emitió un decreto, aquel que se estuviera robando las gallinas sería azotado hasta la muerte.

¡Sorpresa! Al día siguiente capturaron al hijo mayor del Jefe in fraganti, con las manos en las gallinas. Toda la tribu supuso que como era el hijo del Jefe no se le iba a castigar. ¡Error! El Jefe era justo. Ordenó inmediatamente que se atara a su hijo al poste e instruyó al verdugo a azotarlo hasta la muerte. En el preciso momento en que iban a darle el primer azote, el jefe alzó la voz y ordenó que se detuviera la ejecución. Toda la tribu pensó que el Jefe iba a indultar a su hijo, después de todo, era su hijo amado. ¡Error! El Jefe bajó de su trono, se fundió en un abrazo con su hijo y dándole la espalda al verdugo ordenó: ¡Inicie la ejecución! Y recibió todos los latigazos en su espalda. Como resultado el Jefe murió en lugar de su hijo.

La ley se había cumplido. La justicia del Jefe hizo que el castigo se ejecutara, el amor del Jefe hizo que su hijo se salvara, aunque no lo mereciera. Justicia y amor se cumplieron.

Mis queridos hermanos y amigos, eso mismo hizo Dios por nosotros, que siendo pecadores y mereciendo el castigo de la muerte, Él se hizo hombre y murió por amor, en nuestro lugar, trayendo salvación a aquellos que creen en Él. No quedó nada pendiente, todo lo hizo y lo consumó. Su justicia hizo que se ejecutara el castigo y Su amor salvó a los pecadores que ama. En la cruz de Cristo se manifestaron ambos atributos divinos, perfecta justicia y perfecto amor.

Que Dios te bendiga