Lectura de hoy
A mi vecino
Mateo 7:12
Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced...
REFLEXIÓN
Cuenta un amigo la siguiente historia: Una noche vino un hombre a nuestra casa y me dijo:...
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Estudio Bíblico de la semana
La llave perdida
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Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme". Entonces los justos le responderán diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Respondiendo el Rey, les dirá: "De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis". Mateo 25:34-40
Reflexión
Un sabio encontró a un muchacho cuando éste estaba buscando algo de rodillas.
- ¿Qué andas buscando muchacho? Preguntó.
- "Mi llave la he perdido" dijo el muchacho.
Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un rato dijo el sabio:
- ¿Dónde la perdiste?
- "En casa" dijo el joven.
¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí? dijo el sabio.
"Por que aquí hay luz" dijo el joven.
Mis queridos hermanos y amigos, es evidente que esa llave nunca iba a ser encontrada, porque se estaba buscando en el lugar equivocado. Aquí hay una gran lección que aprender:
¿De qué vale buscar a Dios en lugares santos o en edificios llamados iglesias? Dios está en la miseria del desamparado, en el dolor del niño agredido, en la tristeza del pordiosero abandonado, en la desgracia del alcohólico, en la desesperación del enfermo, en la mirada del niño hambriento, de la madre desesperada, del padre frustrado, del matrimonio desecho, del hombre sin esperanza.
Nuestro Señor está en el dolor de nuestro prójimo. Busquémoslo allí porque es precisamente allí donde Él nos quiere ver.
Que Dios te bendiga
- ¿Qué andas buscando muchacho? Preguntó.
- "Mi llave la he perdido" dijo el muchacho.
Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un rato dijo el sabio:
- ¿Dónde la perdiste?
- "En casa" dijo el joven.
¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí? dijo el sabio.
"Por que aquí hay luz" dijo el joven.
Mis queridos hermanos y amigos, es evidente que esa llave nunca iba a ser encontrada, porque se estaba buscando en el lugar equivocado. Aquí hay una gran lección que aprender:
¿De qué vale buscar a Dios en lugares santos o en edificios llamados iglesias? Dios está en la miseria del desamparado, en el dolor del niño agredido, en la tristeza del pordiosero abandonado, en la desgracia del alcohólico, en la desesperación del enfermo, en la mirada del niño hambriento, de la madre desesperada, del padre frustrado, del matrimonio desecho, del hombre sin esperanza.
Nuestro Señor está en el dolor de nuestro prójimo. Busquémoslo allí porque es precisamente allí donde Él nos quiere ver.
Que Dios te bendiga