Lectura de hoy
Nuestro banco
Efesios 5:14-17
Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará...
REFLEXIÓN
Si nosotros tuviéramos un banco que acreditara a nuestra cuenta cada mañana $86,400 dólares...
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Estudio Bíblico de la semana
B.6.- El Antiguo Testamento y el Reino de Dios
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Estudio sobre la enseñanza del Reino de Dios en el Antiguo Testamento ... |
La liebre y el tigre
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Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas. Mateo 7:12
Reflexión
Que gran decepción tenía el joven de esta historia, su amargura absoluta era por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las personas; al parecer, ya a nadie le importaba nada.
Un día dando un paseo por el monte, vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido, el cual no podía valerse por sí mismo.
Le impresionó tanto ver este hecho, que regresó al siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.
Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales, se dijo: "no todo está perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas." Y decidió hacer la experiencia: Se fue a la ciudad y se tiró al suelo simulando que estaba herido y se puso a esperar que pasara alguien y le ayudara.
Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda. Estuvo así durante todo el otro día. Estaba mucho más decepcionado que cuando comenzamos a leer esta historia, con la convicción de que la humanidad no tenía el menor remedio. Había sentido dentro de sí todo la desesperación del hambriento, la soledad del enfermo y la tristeza del abandono. Su corazón estaba devastado... Casi no sentía deseo de levantarse.
Entonces allí, en ese instante, lo oyó... ¡Con qué claridad, qué hermoso! Una hermosa voz, muy dentro de él le dijo: "si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad, para encontrar a tus semejantes como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente sé la liebre".
Mis queridos hermanos y amigos, es así como se mueve el Reino de Dios, debemos ir a ayudar donde están los desvalidos, los tristes, los que tienen sus familias desechas, los que no ven que sí hay esperanza. En efecto, en Jesús hay esperanza porque Jesús… es vida.
Que Dios te bendiga
Un día dando un paseo por el monte, vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido, el cual no podía valerse por sí mismo.
Le impresionó tanto ver este hecho, que regresó al siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.
Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales, se dijo: "no todo está perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas." Y decidió hacer la experiencia: Se fue a la ciudad y se tiró al suelo simulando que estaba herido y se puso a esperar que pasara alguien y le ayudara.
Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda. Estuvo así durante todo el otro día. Estaba mucho más decepcionado que cuando comenzamos a leer esta historia, con la convicción de que la humanidad no tenía el menor remedio. Había sentido dentro de sí todo la desesperación del hambriento, la soledad del enfermo y la tristeza del abandono. Su corazón estaba devastado... Casi no sentía deseo de levantarse.
Entonces allí, en ese instante, lo oyó... ¡Con qué claridad, qué hermoso! Una hermosa voz, muy dentro de él le dijo: "si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad, para encontrar a tus semejantes como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente sé la liebre".
Mis queridos hermanos y amigos, es así como se mueve el Reino de Dios, debemos ir a ayudar donde están los desvalidos, los tristes, los que tienen sus familias desechas, los que no ven que sí hay esperanza. En efecto, en Jesús hay esperanza porque Jesús… es vida.
Que Dios te bendiga