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Lecturas Estudio que se ocupa de contestar a la pregunta ¿Cómo le pido a Dios? ...

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Eureka

Publicación:  jueves 15 diciembre 2022   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. 1 Corintios 3:11-13


Reflexión

Herón II, rey de Siracusa, pidió un día a su pariente Arquímedes que comprobara si una corona que había encargado a un orfebre local era realmente de oro puro. El rey le pidió también de forma expresa que no dañase la corona.

Arquímedes dio vueltas y vueltas al problema sin saber como atacarlo, hasta que un día, al meterse en la bañera para darse un baño, se le ocurrió la solución. Pensó que el agua que se desbordaba tenía que ser igual al volumen de su cuerpo que estaba sumergido. Si medía el agua que rebosaba al meter la corona, conocería el volumen de la misma y a continuación podría compararlo con el volumen de un objeto de oro del mismo peso que la corona. Si los volúmenes no fuesen iguales, sería una prueba de que la corona no era de oro puro.

A consecuencia de la excitación que le produjo su descubrimiento, Arquímedes salió del baño y fue corriendo desnudo como estaba hacia el palacio gritando : "¡Lo encontré! ¡Lo encontré!"

La palabra griega "¡Eureka!" utilizada por Arquímedes en ese momento de emoción, ha quedado desde entonces como una expresión que indica la realización de un descubrimiento.

Al llevar a la práctica lo descubierto, se comprobó que la corona tenía un volumen mayor que un objeto de oro de su mismo peso. Contenía plata que es un metal menos denso que el oro. Sobra adivinar cual fue el futuro del orfebre.

Mis queridos hermanos y amigos, no todo lo que brilla es oro. Hay cosas y vidas que parecen resplandecientes y muchos alrededor pueden estar engañados. La calidad de las cosas o las personas siempre puede ser evaluada, porque de una u otra manera la esencia misma será revelada.

Ojalá que podamos vivir una vida de tal calidad y excelencia viviendo en el Señor y para el Señor, para que cuando alguien nos vea, y vea a Jesús en nuestra vida, pueda decir como dijo Arquímedes: ¡Eureka! ¡Eureka!

Que Dios te bendiga