Lectura de hoy
¿Necesitas un segundo chance?
Hechos 2:36-39
»Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros...
REFLEXIÓN
Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios...
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Estudio Bíblico de la semana
A.04.- Siguiendo a Jesús
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Este estudio nos lleva a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del cristianismo como una forma de vida. ... |
Cicatrices del alma
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Por lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:6-7
Reflexión
En un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz.
Su mamá desde la casa lo miraba por la ventana y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole el niño se alarmó y miró y se fue nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos. Justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba. Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar.
Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus piernas. El niño levantó la sábana y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se subió las mangas y dijo: "Pero las que usted debe de ver son éstas". Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza en sus brazos. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida".
Mis queridos hermanos y amigos, nosotros también tenemos cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestros errores, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos. Si nos ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios nos ha agarrado fuertemente para que sobrevivamos.
Que Dios te bendiga
Su mamá desde la casa lo miraba por la ventana y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole el niño se alarmó y miró y se fue nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos. Justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba. Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar.
Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus piernas. El niño levantó la sábana y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se subió las mangas y dijo: "Pero las que usted debe de ver son éstas". Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza en sus brazos. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida".
Mis queridos hermanos y amigos, nosotros también tenemos cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestros errores, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos. Si nos ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios nos ha agarrado fuertemente para que sobrevivamos.
Que Dios te bendiga