Lectura de hoy

La ley del camión de basura

Proverbios 15:1

La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor...

REFLEXIÓN

Cuenta un pasajero la siguiente historia: Me subí a un taxi rumbo a la Estación Central...

» Continúa     » Escuchar Audio  Escuchar Audio

Reciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.

Suscribete a Unanimes

Estudio Bíblico de la semana

F.05.- El fruto del Espíritu

Lecturas Estudio detallado del fruto del Espíritu Santo y su significado en la vida del creyente ...

» Descargar     » Escuchar Audio  Estudios

Cicatrices del alma

Publicación:  viernes 24 junio 2022   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Por lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:6-7


Reflexión

En un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz.

Su mamá desde la casa lo miraba por la ventana y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole el niño se alarmó y miró y se fue nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos. Justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba. Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar.

Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus piernas. El niño levantó la sábana y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se  subió las mangas y dijo: "Pero las que usted debe de ver son éstas". Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza en sus brazos. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida".

Mis queridos hermanos y amigos, nosotros también tenemos cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestros errores, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos. Si nos ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios nos ha agarrado fuertemente para que sobrevivamos.

Que Dios te bendiga