Lectura de hoy
La oración de un boxeador
2 Corintios 10:3-6
Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia...
REFLEXIÓN
Se cuenta que en cierto lugar un boxeador se convirtió al cristianismo y dejando las cuerdas...
» Continúa » Escuchar Audio
Reciba diariamente la Lectura de Hoy en su correo electrónico sin ningún compromiso.
Estudio Bíblico de la semana
Napoleón y el soldado
Tweet
…Y lo es delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fueran. Romanos 4:17
Reflexión
Se dice que en cierta ocasión el Emperador Napoleón I se encontraba delante de un grupo de soldados, cuando de repente su caballo se desbocó; entonces un soldado raso se lanzó hacia el caballo y tomando el freno de la bestia pudo pronto detenerlo.
Se dice que Napoleón saludó al soldado raso y le dijo: "Gracias, mi capitán". El soldado se sorprendió al oir a Napoleón decirle "capitán", pues él era un simple soldado raso, pero inmediatamente pensó que se encontraba delante de Napoleón y que si él quería, podía hacerlo capitán.
Así que, saludó a su Emperador y le preguntó: "¿De qué regimiento, mi Emperador?"
El emperador le contestó: "De mi guardia personal."
Aquel soldado raso se presentó como capitán ante el jefe de la guardia personal de Napoleón; el oficial, viéndolo con uniforme de soldado raso, le preguntó: "¿Capitán, por órdenes de quién" - "Por órdenes de mi Emperador, Napoleón I."
En ese momento dejó de ser soldado raso y llegó a ser capitán. Si este soldado raso no hubiese tenido fe, hubiera dicho: "Mi Emperador me dice capitán, pero yo no soy más que un soldado raso. Por el susto que le dio el caballo, se equivocó y me dijo capitán", y se hubiera ido a tomar su lugar y habría permanecido soldado raso toda su vida. ¡Pero el soldado creyó!
Mis queridos hermanos y amigos, el Señor es igual. Nos llama santos, puros y sin mancha delante de Él, porque así seremos cuando estemos en Su presencia, gracias a que Su Hijo nos hizo así. Jesús tomó nuestras impurezas y nos dio su santidad. Esa realidad será evidente el día en que nos presentemos delante de Él. ¿Quién se puede rehusar a semejante intercambio? Todavía no somos así, pero el "que llama las cosas que no son como si fueran" así nos ve. ¿Le creemos?
Que Dios te bendiga
Se dice que Napoleón saludó al soldado raso y le dijo: "Gracias, mi capitán". El soldado se sorprendió al oir a Napoleón decirle "capitán", pues él era un simple soldado raso, pero inmediatamente pensó que se encontraba delante de Napoleón y que si él quería, podía hacerlo capitán.
Así que, saludó a su Emperador y le preguntó: "¿De qué regimiento, mi Emperador?"
El emperador le contestó: "De mi guardia personal."
Aquel soldado raso se presentó como capitán ante el jefe de la guardia personal de Napoleón; el oficial, viéndolo con uniforme de soldado raso, le preguntó: "¿Capitán, por órdenes de quién" - "Por órdenes de mi Emperador, Napoleón I."
En ese momento dejó de ser soldado raso y llegó a ser capitán. Si este soldado raso no hubiese tenido fe, hubiera dicho: "Mi Emperador me dice capitán, pero yo no soy más que un soldado raso. Por el susto que le dio el caballo, se equivocó y me dijo capitán", y se hubiera ido a tomar su lugar y habría permanecido soldado raso toda su vida. ¡Pero el soldado creyó!
Mis queridos hermanos y amigos, el Señor es igual. Nos llama santos, puros y sin mancha delante de Él, porque así seremos cuando estemos en Su presencia, gracias a que Su Hijo nos hizo así. Jesús tomó nuestras impurezas y nos dio su santidad. Esa realidad será evidente el día en que nos presentemos delante de Él. ¿Quién se puede rehusar a semejante intercambio? Todavía no somos así, pero el "que llama las cosas que no son como si fueran" así nos ve. ¿Le creemos?
Que Dios te bendiga