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REFLEXIÓN

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F.06.- Comunión con Dios

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Estuches raros

Publicación:  viernes 3 diciembre 2021   |  Escuchar Audio  Escuchar Audio |  Enviar a un amigo Enviar a un amigo



Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2


Reflexión

La playa amaneció plagada de pequeños estuches, parecidos a estuches de plástico flexible. Los paseantes, desconcertados los observaban y notaban que en su interior paseaban pequeños caracoles: “Huevos de caracol”, sentenciaban. Pero los huevos de caracol son notablemente diferentes.

Estos huevos con apariencia de estuches tienen forma de H y de cada uno de sus extremos cuelga una delgada cinta que se enrosca sobre si misma. Su color suele ser verde oscuro o negro y su tamaño rara vez supera los diez centímetros.

Tal vez algunos pequeños caracoles buscaron refugio en su interior o se están alimentando de restos de vitelo, pero no son huevos de caracol, son “bolsas de sirena”, un pequeño prodigio de la naturaleza, son restos del empaque donde se depositan los huevos de tiburón.

Los tiburones tienen múltiples formas de reproducción de acuerdo a la evolución de cada una de las más de 310 especies. Los hay vivíparos, ovovivíparos y ovíparos.

Las “bolsas de sirena” pertenecen a estas últimas. Las hembras de tiburón abandonan sus huevos cerca de la costa, las corrientes marinas lograrán que las partes acintadas en los extremos del huevo se enreden y queden fijados a las algas del fondo. El color oscuro lo ocultará de la vista de los depredadores y la consistencia dura del estuche eliminará la posibilidad de que sean olidos a la vez que desalentará a los depredadores de menor tamaño.

El huevo tardará siete meses en hacer eclosión. En tanto, el gran saco vitelino que descansa en su interior se irá reduciendo en tamaño en la medida que el embrión consume su contenido, hasta casi hacerlo desaparecer por completo. Al momento de la eclosión el pequeño tiburón se deslizará fuera del estuche.

Los tiburones recién nacidos son activos, nadan con vigor y están dispuestos a buscar comida inmediatamente. Su pequeño tamaño le impedirá aún el acceso a presas importantes pero, al haber sido el huevo abandonado por la madre entre las algas y a poca profundidad, el pequeño tiburón se encontrará con un hábitat donde tiene fácil acceso a pequeños cangrejos, poliquetos, otros invertebrados y peces de movimiento lento. A medida que va ganando porte, el joven tiburón se irá alejando de la costa en busca de presas mayores, ingresando lentamente al terreno de los adultos.

En tanto la “bolsa de sirenas” abandonada y ocupada ahora por pequeños caracoles, navegará llevada por las corrientes hasta la costa para desconcierto de los humanos.

Mis queridos hermanos y amigos, estos pequeños tiburones saben por instinto que no pueden seguir viviendo allí, que necesitan correr hacia la madurez. ¿Cuantas veces a los seres humanos nos cuesta desprendernos de cosas o hábitos y nos negamos a entrar en la madurez espiritual? El Señor nos ha llamado a crecer y a despojarnos de todo aquello que no nos ayuda, necesitamos dejar nuestros estuches en la arena, para nadar a lo profundo, porque el Señor nos hizo para eso.

Que Dios te bendiga